El lector Reynaldo Marrero pregunta al Canciller Andrés Navarro (y, claro, a su jefe Danilo Medina): “¿Qué va a pasar con aquellos que en la Cancillería hicieron un cacicazgo para beneficiar a amigos, familiares y relacionados; que la utilizaron para hacer negocios particulares; que se quedaban con la mitad de los sueldos de centenares de botellas? ¿Ese largo período de corruptelas, con robo al erario, nepotismo, enriquecimiento ilícito, abuso de autoridad y abuso de confianza se quedará como algo que nunca ocurrió?” Y yo agrego: ¿Tampoco en este caso podrá tirarse siquiera una piedrita para atrás?