El PRM y su candidato presidencial  Luis Abinader, han presentado a la sociedad su programa de gobierno "el Cambio que viene", y esto es saludable para el proceso político. Porque al margen de que se esté o no de acuerdo con esos lineamientos; o con parte de estos,  dan, al menos al país político, una referencia para ser evaluados y debatidos. Además de que dice que muestran que  están  en actitud de ser gobierno, tienen  subjetividad en ese esfuerzo,  y  propósitos para ejercerlo.

Más si han dicho que  es una propuesta a ser enriquecida en el debate abierto a la sociedad. Esto último es de vital importancia, porque aporta a la posibilidad de debatir propuestas y construir en este proceso unidad de voluntad y  criterios.

Al proceso en curso le falta debate político, porque ha estado dominado por las negociaciones de candidaturas,  muchas diatribas,  ditirambos, memes  y discursos de obviedades.

La entrega a la sociedad de una propuesta  de programa de gobierno es un hecho político en si, y  es de esperar que el país y la sociedad políticos hagamos los contrastes que correspondan; haya discusión y definiciones ante algo que se supone esencial.

Recuerdo, especialmente a los jóvenes, que en 1982 se le daba una importancia singular al programa, y la izquierda tuvo la oportunidad de unirse en una propuesta electoral.

No lo  hizo,  porque unos proclamaban que el programa debía ser socialista, con un sesgo radical;  y otros respondían que debía ser democrático-popular.  Pero cuando se comparaban los contenidos, a simple vista se podía observar,  que la propuesta de programa democrático- popular era más radical que la socialista.  Pero el debate se quedaba en discursos y frases generales  que, a fin de cuentas, eran una humareda para encubrir el ningún deseo de concretar la unidad.

Abrir el debate en torno a estas y otras propuestas programáticas es  de suma importancia para, por caso los que militamos en la idea de un Frente Opositor, centrados  en el propósito político   de  derrotar al PLD/Gobierno y conquistar una nueva ambientación política, que supere la pesadez prevaleciente, ponga un pare a la sensación de derrota histórica que afecta a mucho pueblo; abra compuertas a cambios democráticos,  y deje  poco, o ningún espacio,  a  que todo termine  en un " quítate tú para ponerme yo".

Estos aspectos  serían  suficientes  para saludar la propuesta de programa  que formulan el PRM y su candidato presidencial.

Pero, a reservas de un estudio exhaustivo de la misma,  vale destacar lo que es su  crema,  que da respuesta, teórica de momento claro está,  a reclamos viejos de gran parte del pueblo y el país progresista, y que debe llamar la atención en el debate político/electoral, cual es la que refiere a la relación Estado- crecimiento económico incluyente, con perspectiva de desarrollo.

La propuesta da por agotado el modelo de crecimiento e institucional peledeísta;   y coherente con esa conclusión,  formula la necesidad de “refundar el Estado”,  para hacerlo asequible a la participación de la ciudadanía,  y desde ese marco institucional nuevo, auspiciar el crecimiento económico, renovar las bases productivas de la sociedad, pensando en el bienestar humano.

Es una formulación que se hace desde la perspectiva de la categoría marxista de formación social, que señala una dialéctica en la relación bases económicas e instituciones jurídico-políticas;  y ha sido reclamo desde el programa de los patriotas del 14 de junio de 1959 y en todos los momentos de picos altos de la izquierda.

Debe ser discutida, y, si como parece hoy,  sus proponentes tienen significativas posibilidades de ser gobierno a partir del 2020, entonces hay que acumular fuerzas para garantizar que cumplan esa oferta electoral. Porque, a principios y fin de cuentas, de tener fuerzas se trata,  para lograr que los hechos le hagan honor a las palabras.