La información ofrecida por el diario digital acento.com.do, el 15 de octubre del año en curso, dando cuenta del anuncio por parte del Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo- MEPyD, sobre la constitución de la Mesa de coordinación del recurso Agua, por el Poder Ejecutivo es un hecho loable y necesario. Este Decreto es el 265-16.
Son muchas las voces que claman cotidianamente por una estrategia integral que regule y gestione con efectividad y equidad un recurso tan vital como es el agua. Son diversas las organizaciones, las instituciones y personas, que desarrollan un trabajo activo para que este recurso, no solo gane en calidad, sino para que se asuma como un derecho humano que debe ser respetado y fortalecido.
Esta información es bienvenida, por la cantidad de años de lucha y de espera para que el agua deje de ser un recurso manejado con ineficiencia e inequidad. Es buena noticia, por el intento de articulación de fuerzas que presenta el Decreto, hecho que se constata por la participación de entidades gubernamentales diversas y de organizaciones que se comprometen a desarrollar una acción conjunta. La acción intersectorial e interdisciplinaria se impone en estos tiempos y las problemáticas que giran en torno al recurso Agua, lo requieren. Una visión plural y compartida, puede propiciar el desarrollo de procesos y resultados alentadores, si es verdad que interesa introducir cambios profundos en este nivel.
Creemos que la Mesa funcionará, si se trabaja desde propósitos e intereses comunes. Funcionará también, si los análisis y planteamientos, tienen como base, la realidad de este recurso en el país, y si no hay lineamientos, por debajo o por detrás de la Mesa. Hasta el nombre de la plataforma es sugerente pero todo esto tiene poco o ningún valor, si los que la conforman no están convencidos, de la necesidad de afrontar el Agua con sentido ético y con equidad.
Para nosotros, es una Mesa importante con ausencias notables. Estas ausencias notables aplican para el Ministerio de Educación, La Academia de Ciencias de la República Dominicana y una representación del campo de la Educación Superior. Estas instancias son claves, por sus saberes, por su experiencia y por el alcance de su trabajo. Se puede argumentar que la Mesa no resiste el incremento de más representaciones para evitar la ralentización de las discusiones y decisiones que se deben tomar. Se pueden presentar otros argumentos pero creo que es difícil encontrar algunos que nos convenzan de que estas entidades deben estar al margen de un trabajo como el que se pretende realizar.
Nos preocupa la exclusión de estas realidades institucionales, puesto que las mismas tienen un potencial pedagógico y científico que puede contribuir con alto nivel, a la definición de la estrategia integral que regule el agua en calidad y cantidad. Mantener fuera estos espacios, reduce la articulación de fuerzas; disminuye el diálogo entre las diversas ciencias y limita la aportación de la Academia a la solución de los problemas así como a la búsqueda de alternativas emergentes de cara al presente y al futuro.
Otra ausencia significativa está vinculada al acceso al recurso Agua. En el Decreto 265-16 no se nombra la necesidad de repensar el acceso al agua. Según la Encuesta Nacional de Hogares con Propósitos Múltiples 2015-ENHOGAR, 7.4 % de hogares del país, carece del agua que conduce el acueducto y se maneja con agua de pozo. En este contexto, en la zona de Higuamo, un 27.4% funciona con agua de pozo. Asimismo, en Yuma un 19.1%; en el Cibao Noroeste, el 16.5% y en Cibao Sur, 15.7%.
Nos preguntamos, a qué se debe esta omisión tan grave. ¿Por qué preocupa la calidad y cantidad, al margen del acceso al agua para todas y todos? ¿En qué planeta viven los asesores y los que elaboraron este Decreto? ¿Qué contacto tienen con la realidad de la República Dominicana? ¿A quién o a quiénes beneficia esta omisión?
Una estrategia integral, que pretenda regular, gestionar el agua con un carácter más científico, inclusivo y holístico, tendrá que valorar la democratización y universalización del acceso a este valioso líquido. En este siglo, ya no deberíamos suspirar para que el agua alcance a todas y a todos. Pero el vacío del Decreto 265-16 en este aspecto, nos prolonga los gemidos, y nos hace pensar, que la integralidad que se busca será recortada y volátil.
El Ministerio de Educación, La Academia de Ciencia y el ámbito de la Educación Superior, aunque no forman parte de la estructura responsable de la elaboración de la estrategia para el manejo del recurso Agua, deberían establecer una alianza estratégica para aportarles propuestas conceptuales, metodológicas y prácticas a los que integran la Mesa. Ofertarles, enfoques, fundamentos científicos, metodológicos y políticos, que posibiliten la elaboración de una estrategia innovadora y justa, para la gestión efectiva del recurso Agua.
Continúo explorando la Mesa de coordinación del recurso Agua, y no encuentro la voz de la sociedad civil. En otra ocasión, es mejor una mesa más abierta y diversificada. A pesar de los vacíos encontrados, esperamos de la Mesa, un trabajo que introduzca cambios significativos en la concepción, en la gestión y seguimiento a las políticas vinculadas al recurso Agua. Nos queda el desafío de educar a la población para que fortalezca su conciencia y formación sobre el agua como derecho y responsabilidad de todas y todos.