El último informe de Desarrollo Humano del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) reitera que la República Dominicana ostenta las cifras más altas de América Latina en violencia entre parejas y feminicidios. Lo atribuye a las importantes desigualdades que el crecimiento económico de muchos países no ha logrado subsanar.

Planes van y vienen para luchar contra el flagelo de la violencia intrafamiliar, los embarazos precoces y las altas tasas de mortalidad neo natal. Sin embargo, mientras se encuentra la varita mágica, nos debemos agarrar de lo que hay para trabajar en este sentido.

El mismo día que leía esta información en el periódico Hoy, respondiendo a la invitación que nos hicieran Addis Then, viceministra de la Mujer, y la directora del Centro de Promoción de la Salud Sexual y Reproductiva, Marina Hilario, visité este Centro acompañada por facilitadores de la Fundación Abriendo Camino y miembros de su Club de Adolescentes. El Centro es una dependencia del Ministerio de la Mujer, una pequeña joya escondida en el corazón del sector de los Prados

Este organismo, que tiene seis años de existencia, ha sido creado por iniciativa de la Cooperación Internacional de Corea (KOICA), que exportó este modelo en razón de los excelentes resultados que tuvo en ese país.

Fue concebido como un piloto que hasta la fecha no ha sido reproducido a pesar que debería ser multiplicado, en colaboración de los sectores público y privado y las organizaciones sociales y comunitarias, en todos los barrios vulnerables de la capital y en todas las provincias.

Permitiría luchar contra los embarazos en adolescentes y la violencia de género, paliar la desinformación en adolescentes, padres, madres y tutores generada por la falta de una educación sexual integral y científica en las escuelas, los tabús y el machismo en un país que no admite el aborto ni en las tres causales

El centro tiene por misión ofrecer información y educación integral en sexualidad desde una perspectiva de género y un enfoque de derechos humanos a adolescentes entre 10 a 19 años, con la finalidad de promover la toma de decisiones sobre salud sexual y reproductiva.

El edificio tiene varias salas de exhibición, donde se ofrecen orientaciones a los visitantes con un abordaje integral. El recorrido es vivencial, participativo, dinámico, lúdico. La atención ofrecida por un personal empoderado, simpático, identificado con las metas de la institución, es digna de ser destacada.

Las informaciones son abarcadoras, con diferentes contenidos temáticos didácticos, científicos y orientadores. Nada es dejado de lado en cuanto a la salud integral:  adolescencia, pubertad, prevención de la violencia, roles e igualdad de género, autoestima, prevención de embarazos, uniones tempranas y enfermedades sexualmente transmisibles, métodos de planificación.

Las presentaciones están ajustadas a la realidad que vive una gran parte de nuestra juventud; se hace énfasis en los aspectos psicológicos, tan importantes en la adolescencia, y se recurre a la disuasión para evitar caer en las tantas trampas que enfrentan  los jóvenes de los sectores vulnerables, donde la carencia de espacios de sana diversión es la regla. Enfocan la hooka, el alcohol, la prostitución, el uso de drogas, los embarazos precoces y sus traumáticas consecuencias.

Patrick Aquino, uno de los visitantes comentó: “Me sentí bastante bien y aprendí mucho. Me pareció excelente el buen dominio de los temas por parte de los colaboradores del centro. Estuvo interesante, entretenido, me sentí en confianza y fue muy productivo. Si debiera criticar algo sería que los materiales utilizados deberían ser actualizados…”