El concepto de “Ciudades Inteligentes” (Smart Cities) ha pasado a ocupar un lugar protagónico  de  la agenda del desarrollo de las ciudades y comunidades que tienen una clara visión de su  futuro. Preguntémonos seriamente: ¿Son inteligentes las ciudades del país y sus gobiernos?

Los pesimistas dirán que es imposible. Los optimistas, que ya lo son en demasía. Sin embargo, unos y otros deberán revisar y reajustar su concepto de “Ciudad Inteligente” y “Gobierno Inteligente” a la luz de lo que expresa Noam Chomsky: “Ser inteligente es atenerse a los hechos de una manera a veces poco atractiva, más sesuda que brillante, y finalmente utilizar la inteligencia para optar por lo más justo”.

 ¿Cómo se puede avanzar en la construcción de ciudades y gobiernos inteligentes? En este sentido, podemos afirmar que “el recurso escaso en la gestión de gobierno es la inteligencia, no los recursos físicos o financieros. Y cuando nos referimos a inteligencia, no lo hacemos en términos de inteligencia personal, sino a la capacidad de gobernar una organización para resolver los problemas de la gente en un entorno de creciente complejidad e incertidumbre”. (Fundación CiGob, 2017).

 El Banco Interamericano de Desarrollo, BID, (2017) en la obra: “La ruta hacia las smart cities: Migrando de una gestión tradicional a la ciudad inteligente”, señala que: “Una ciudad inteligente es aquella que posiciona a las personas en el centro del desarrollo, incorpora Tecnologías de la Información y Comunicación en la gestión urbana y usa estos elementos como herramientas para estimular la formación de un gobierno eficiente que incluya procesos de planificación colaborativa y participación ciudadana”.

Desde esta óptica, un proyecto integral de “Ciudad Inteligente” debe poner la mirada en los aspectos humanos, sociales y medioambientales de sus ciudades, debiendo incorporar aspectos relativos a la gobernanza, infraestructura, y al capital humano y social, a sabiendas de en  una sociedad del conocimiento los Estados ya no tienen enfrente a una masa  ignorante, sino a una inteligencia distribuida, una ciudadanía más exigente y una humanidad observadora, participativa y crítica.

Las ciudades inteligentes deben mejorar la participación de los gobernados y la capacidad de actuación de gobiernos inteligentes. La participación ciudadana es una herramienta de colaboración entre ciudadanos y gobernantes.

La participación ciudadana a escala municipal se ha considerado como una alternativa que sirve de contrapeso a los déficits de la democracia representativa (Pierce, 2010) y recuperar la imagen y credibilidad de instituciones y partidos políticos.

Para viabilizar la participación ciudadana de cara a las ciudades y gobiernos inteligentes no se trata únicamente de incorporar la utilización de las nuevas tecnologías e impulsar “gobiernos digitales”, sino de facilitar espacios, físicos y virtuales, para que los ciudadanos participen en todo el proceso de propuesta, ejecución, evaluación y rendición de cuentas mediante el uso de nuevas tecnologías.

Un gobierno inteligente (https://medium.com/@cigob/qu%C3%A9-es-un-gobierno-inteligente-3453e4620bd6) se puede definir mediante estas cinco condiciones:

  1. Tiene un proyecto definido para resolver problemas y aprovechar oportunidades.
  2. Sabe escuchar las demandas y expectativas de la ciudadanía. Sabe leer e interpretar las tendencias de cambio y desarrolla una capacidad clave es la adaptación.
  3. Define indicadores de resultados de su proyecto y tiene dispositivos de medición para corregir el curso de la gestión.
  4. Sabe anticiparse a los problemas, porque los conflictos son inherentes a la política pero las crisis, en general, son productos de un mal manejo de la situación por falta de acción o por una acción no apropiada.
  5. Sabe que las soluciones no vienen de expertos en sus escritorios, sino de la capacidad de contar con equipos y motivar a los actores sociales para colaborar en los procesos de diseño, ejecución y evaluación de las políticas públicas.

Por su parte, en su obra “Gobierno Inteligente: Hacia una visión integradora y comprensiva de las TIC en el gobierno”. (2019), J. Ramón Gil-García, Profesor-Investigador del Departamento de Administración Pública y Director de Investigación del Center for Technology in Government en la University at Albany, State University of New York (SUNY), presenta los siguientes componentes de un Gobierno Inteligente: Sustentabilidad. Eficiencia; Eficacia; Innovación; Resiliencia; Creatividad; Apertura; Transparencia; Equidad; Emprendimiento; Integración Tecnología; Participación; Datos; Centrado en los ciudadanos.

La meta que se persigue con las Ciudades Inteligentes y los Gobiernos Inteligentes es mejorar la calidad de vida de sus habitantes y visitantes; mejorar e impulsar la competitividad económica para atraer inversión, empleo y talento; mejorar la conciencia colectiva enfocada en la sustentabilidad de comunidades, barrios y ciudades; así como lograr una gestión más eficiente y ética de los recursos.

La clave del desarrollo sostenible radica en las ciudades y en sus gobiernos. Pero sólo si unos y otros son inteligentes y éticos.

Desde las Alcaldías de todas las ciudades del país junto a los ciudadanos trillemos el camino de las Ciudades y los Gobiernos Inteligentes. ¡Con esto vigorizamos la democracia dominicana!