Los cristianos de la República Dominicana debemos estar conscientes de que nuestra fe y los principios morales que han sustentado nuestra vida nacional desde su fundación están bajo ataque.
El proyecto de Ley de Salud Sexual y Reproductiva es una muestra de la afirmación anterior. Las bancadas representadas en la Cámara de Diputados, al percatarse que se aprestaban a aprobar un proyecto funesto para la familia dominicana, pilar de la sociedad de conformidad a los Artículos 55 y 63 de la Constitución, decidieron devolverlo a la Comisión de Salud con el firme mandato de que convoque vistas públicas y escuche a una mayoría amplia que rechaza esta iniciativa y que estuvo a punto de ser subyugada por una minoría.
Y es que el propósito del proyecto no es garantizar salud sexual y reproductiva a la población. Se trata de un intento ideológico de motorizar por parte del Estado la imposición de políticas educativas, sanitarias, religiosas y criminales que atentan contra derechos fundamentales establecidos como el derecho de los padres a escoger el tipo de educación que desean para sus hijos menores de edad; la autoridad de los padres sobre los hijos menores de edad; la libertad religiosa de las iglesias y de sus ministros así como la libertad de conciencia de los profesionales de la salud.
Esa pieza que promueve el diputado Cristian Paredes no es más que el intento por parte de los organismos internacionales y de las potencias económicas de continuar el proceso de degeneración moral que Occidente ha vivido durante los últimos cincuenta años. La degradación de la civilización occidental pretende trasladarse a América Latina y nuestro país está siendo escenario de una batalla cultural que definirá el futuro de las próximas generaciones.
Detrás de la pieza del diputado Paredes se concentra toda una ideología, cuya génesis la encontramos en Sigmund Freud. El psiquiatra de origen austríaco entendía que la enfermedad mental es causada por un conflicto entre nuestros impulsos sexuales y las restricciones que la sociedad coloca sobre la actividad sexual.
La solución freudiana fue el psicoanálisis. En este, un psiquiatra escucha los pensamientos, miedos y sueños de un paciente, sin pasar juicio sobre él. Haciendo esto, el paciente se siente seguro y eventualmente sus impulsos sexuales inconscientes surgirán. Cuando el paciente se da cuenta que el psiquiatra acepta sus pensamientos y deseos “sucios” sin pasar juicio, la culpa que había estado sintiendo desaparece y con ella, sus problemas mentales y emocionales.
Hoy, Estados Unidos es una nación donde el aborto y el matrimonio homosexual han sido impuestos por la Suprema Corte Federal. La decisión reciente del tribunal superior americano de legalizar el matrimonio entre personas de un mismo sexo es parte de un proceso que continuará…
Aunque Freud fue controversial en sus días, con el tiempo sus ideas fueron adoptadas por la comunidad artística e intelectual. Para el 1950, eran comunes en el entretenimiento popular.
Una vez las ideas sexuales de Freud se establecieron en la psique Occidental (conscientemente o no), el fundamento fue establecido para el surgimiento de la revolución sexual. Teóricamente, la revolución sexual adoptó las ideas de Freud, pero abogaba por una solución diferente: eliminar el problema de raíz, deshaciéndonos de tabúes sexuales y normas, promoviendo la libertad sexual bajo la etiqueta del “amor libre”. Esta fue esencialmente la idea promovida por Hugh Hefner y su producto Playboy, fortalecida por la industria farmacéutica y su desarrollo de las píldoras anti-conceptivas.
Todas estas ideas y resultados moldearon el sistema educativo. Las escuelas comenzaron a enseñar que ninguna configuración familiar es mejor que otra. Asimismo, se compró la idea freudiana que para educar niños psicológica y emocionalmente saludables, se necesitaba educarlos en sexualidad en todos los niveles escolares, dado que no se podía contar con los padres para hacerlo correctamente.
En medio de todo este terremoto, los homosexuales se abrieron paso. La primera victoria política de su movimiento fue remover la homosexualidad de la lista de desórdenes del DSM, publicado por la Asociación Psiquiátrica Americana (APA). Luego, siguiendo un programa diseñado por Russell Kirk y Hunter Madsen en su libro “Afterthe Ball” (Después del Baile), la televisión comenzó a promover la homosexualidad como una conducta perfectamente normal. En menos de una década, las opiniones acerca de la homosexualidad cambiaron.
Hoy, Estados Unidos es una nación donde el aborto y el matrimonio homosexual han sido impuestos por la Suprema Corte Federal. La decisión reciente del tribunal superior americano de legalizar el matrimonio entre personas de un mismo sexo es parte de un proceso que continuará con lo siguiente:
-Promoción y expansión de la agenda transgénero, basado en la premisa de que tú eres tus sentimientos y deseos.
Si la complementariedad sexual no es necesaria para el matrimonio y la familia, como dictaminó la Corte Suprema y como se pretende enseñar en nuestro país, entonces no hay razón lógica para limitar el matrimonio a dos personas. Ya estamos viendo llamados a reconocer el poli-amorío como una legítima forma de matrimonio.
-Una implicación más distante es la legalización de los matrimonios incestuosos. Si el matrimonio se trata de los vínculos románticos de las parejas, no hay razón lógica para prohibir el incesto.
-Otro resultado será la normalización de la pedofilia, la cual tiene su lobby en la Asociación Americana del Amor entre Hombres y Niños (NAMBLA). Si los niños son seres sexuales por naturaleza, como se pretende enseñar en nuestro país, continuará la presión para reducir la edad de consentimiento. Ya el lobby pedófilo consiguió el año pasado en el seno de la APA eliminar la pedofilia de la lista de desórdenes mentales y ya se le considera una orientación sexual diferente.
-Es posible que otras actividades sexuales sean normalizadas. Universidades en Estados Unidos disponen de alojamientos para un amplio rango de preferencias, incluyendo el sado-masoquismo. El éxito comercial de la película “Las 50 Sombras de Gray” muestra que su normalización vendrá más temprano que tarde. La bestialidad es otro candidato al reconocimiento.
Todas estas conductas sexuales pretenden ser introducidas en la educación sexual dominicana.
Por eso la reacción furiosa del pueblo cristiano.
Nos hemos levantado para defender la soberanía nacional de una invasión cultural mayúscula así como nuestros derechos como padres de ejercer autoridad sobre nuestros hijos y de escoger la educación que mejor entendemos para ellos.
El Estado no tiene ningún derecho a imponer a nuestros niños y adolescentes una educación sexual que vaya contra las convicciones morales de la mayoría del pueblo.