La mayoría de las evaluaciones sobre el primer año de gobierno del presidente Medina que se precian de objetivas, insisten en señalar acciones y gestos de este que entienden positivos y que lo diferenciarían significativamente de Presidente Fernández. De ese modo se incurre en el error de valorar el presente régimen a partir de cuestiones puntuales y no de una valoración del comportamiento de las variables determinantes de cualquier sistema.

La forma en que se relaciona el conjunto actores y de instituciones políticas (partidos, parlamento, la Justicia, etc.,) son las variables fundamentales que se han de tomar en cuenta al momento de comparar dos formas de gobiernos, a los fines de establecer un juicio sobre ambos. En tal sentido, la valoración de este primer año de gobierno no debe basarse principalmente en la integración al mismo  de tal o cual funcionario honesto o en las diferencias de estilos entre Medina y Fernández.

Si limitamos al análisis a estas cuestiones, las comparaciones serían esencialmente de forma, no de contenido y sería imposible saber si se mantiene la continuidad del anterior gobierno, que estos analistas juzgan negativamente, o si por el contrario existen diferencias sustanciales que permitan una valoración en  término positivos.

En términos institucionales, por ejemplo, durante este gobierno en nada ha cambiado una Justicia que expresa la vigencia del antiguo régimen, que sigue la práctica de archivar querellas actos y personajes ligados a la corrupción, por recomendación del ministerio público y refrendada por jueces timoratos a ese ministerio, por la cual se mantiene la impunidad.

Se incrementa también de la nómina pública como forma de pago a lealtades políticas, se mantiene un equipo de gobierno sobre la base de acuerdos entre las facciones partidarias y de éstas con grupos y grupúsculos políticos, algunos de siniestra impronta, de siniestros y sempiternos personajes del mal. La dirección de los bufetes directivos de las cámaras legislativas sigue eligiéndose en base a acuerdos entre facciones para mantener la dependencia de esas instituciones los grupos hegemónicos encabezados por Medina y Fernández..

Se mantiene la cultura del canibalismo político que determina el avasallamiento y/o destrucción de la oposición política, no se ha evidenciado ninguna intención de democratizar los sistemas de representación y elección al interior del partido de gobierno y el llamado a la perpetuación en el poder a través de esa estructura corporativa/partidaria se repite hasta la náusea.

Habría que preguntarse, si en este primer año la economía del país ha dado señales de superar su tendencia a producir empleos de baja calidad, si hay signos de hacerla competitiva, si ha incrementado sus mercados o si tiende a perderlos, si la inversión pública tiende a ser productiva (a parte de la inversión en planteles escolares), si tiene baches, como el caso de la proyectada carretera Santiago/San Juan, si los acuerdos entre los dueños del transporte de pasajeros y el actual gobierno no empeoran este servicio y si el de mercancías no sigue siendo un coto cerrado de las mafias que lo operan.

Que se ha elevado la capacidad recaudatoria y eliminado significativas prácticas de derroche y dispendio de los dineros públicos, es verdad y se aplaude, que en algunos puestos hay gente honorables que distinguen positivamente a este y a cualquier gobierno es cierto. Pero, eso son elementos del análisis que no logran cambiar la realidad de que este gobierno, en esencia, ha significado la continuidad porque las variables institucionales que lo caracterizan siguen siendo las del régimen pasado.

Propongo esa perspectiva de análisis, para determinar si los cambios que algunos ven son suficientes para decir que este primer año ha sido de cambio o la continuidad del antiguo régimen. Si esas "luces", a pesar de lo importantes que puedan ser superan las sombras heredadas del pasado. Un pasado que es presente y se prepara para ser futuro.

Algo totalmente posible si seguimos el camino de la quimera, sino encontramos el difícil y largo camino hacia la unidad.