¿Cómo olvidar a los de la Generación de los 90, la única sin gestas propias? Imposible.  ¿Cómo olvidar aquel cafetariado irreverente del Parque Colón? Imposible. ¿Cómo olvidar a René Rodríguez Soriano, que cada día renacía allí en su palabra? Imposible.  ¿Cómo olvidar que me  brindó  su pueblo verdihondo de brisa montañera? Imposible. ¿Cómo olvidar sus versos sonreídos: “Alza el sol/ altos y luminosos trapos sobre el cenit;/ lame la sal con furia/ los corales y los arrecifes,/ y los veleros y los catamaranes al fondo”? ¿Cómo  olvidar al amigo René? Eso es imposible….(Mejor olvidar su muerte).