Porque, más que pionero de la banca privada, fue un ciudadano de alto nivel de conciencia; porque, más que impulsor del desarrollo empresarial, siempre apoyó las mejores causas hacia el progreso democrático; porque, más que mentor de la educación universitaria privada, siempre alentó la toma de conciencia ciudadana; porque, más que un líder del sector financiero, toda su vida abogó por el respeto a la institucionalidad y la justicia; porque, más que prohombre empresarial, siempre priorizó el interés nacional . Por todo eso, Alejandro Grullón Espaillat merece que todo este país le rinda un minuto de silencio.