“Quien siembra vientos, recoge tempestades”, reza la conocida expresión de origen bíblico.

Sin embargo, a pesar de la sabia advertencia, algunos políticos poderosos continúan sembrando peligrosos vientos en la política criolla.

Por ejemplo, sabemos que aparte su condición de fuente ilícita de enriquecimiento, el narcotráfico ha sido utilizado también para dañar reputaciones de políticos adversarios. En ocasiones las acusaciones son justas, porque se refieren a delitos ciertamente cometidos, aunque acallados temporalmente bajo efectiva sordina del poder; en otras, se trata de puras falsedades o de manipulaciones para calumniar  enemigos. Pero, en cualquier caso, siempre las campañas de ese tipo se gestan y dirigen desde el poder. Solo el poder de Estado maneja tan delicada información y, además, se atreve a utilizarla pública e impunemente.

La novedad del affaire Quirino-PLD es que dirigentes de ese partido están utilizando el narcotráfico para atacar al presidente de su propio partido. Es decir, “lo que nunca se hizo”.

Si las acusaciones que hace Quirino son ciertas o no,  no lo sabemos, porque el aludido no se ha dado por aludido y siempre responde otro disparando hacia arriba, y dejando a Quirino en un ruidoso “monodiálogo” [como decía Unamuno].

En fin, asistimos a un juego politiquero, que banaliza el delito, y que en la opinión pública ha elevado al narcotráfico y sus capos a la escala de la política y  sus líderes. [De ahí que Quirino se atreviera, solícitamente, a anunciar apoyos y participación “a la franca” en la campaña electoral que viene].

Por tanto, el sainete montado por sectores del PLD con la pareja Danilo – Leonel, y Quirino en el medio, es un vulgar “todo se vale” y una estocada a las entrañas de la  democracia y a las ilusiones de construir una sociedad decente.

Familia de esa conducta es también la confesión de  reconocidos dirigentes del PLD, miembros del expediente Odebrecht, en el sentido de que los dineros recibidos por ellos, miles de millones de pesos a cambio de contratos, no eran para sí, sino para el partido.

Y lo dicen, y lo repiten, conscientes de que el Procurador carece de entereza y forros suficientes para sentar en el banquillo a la persona jurídica llamada Peledé.

Tarde o temprano veremos que todas esas siembras traerán furiosas tempestades…, o ríos de lodos.