En los últimos días, se ha retomado la discusión –muy antigua por demás- sobre el papel del Banco Central dentro de las políticas públicas de un estado, pero en los nuevos tiempos.

En el actual momento, además, hay una coyuntura internacional donde los bancos centrales son objetos de polémicas, pero también de nuevas posturas en materia monetaria, no ortodoxas, a la vez que nadie comete la osadía de pregonar la llamada independencia de los bancos de emisión. En ese sentido, no dudo que si alguien se arriesga a levantar la voz, acerca de la independencia de los bancos de emisión,  lo menos que lo tildarían es de loco.

En el caso dominicano, y desde 2008, vengo escuchando a políticos y a empresarios casi políticos que con mucha insistencia inquieren sobre el hecho de que el Banco Central dominicano no ha puesto en práctica la llamada “expansión cuantitativa” –simplificada en la abreviatura QE, del inglés quantitative easing – que no es más que la alteración del balance del Banco Central con un aumento enorme del pasivo monetario.

El tema es bien técnico, hay muchos opinadores sobre el mismo y a mi entender es bastante complicado a la luz de su manejo y de la concepción técnica sobre la que se formula.

Hasta el momento –y muy a pesar de lo que el señor Valdez Albizu piensa- la República Dominicana nunca ha puesto en práctica la expansión cuantitativa que es muy distinta a la tradicional política de mercado abierto, al coeficiente de reserva legal (encaje) o a la simple emisión para financiar al gobierno central que han ejecutado los bancos centrales desde hace 200 años.

La QE es una nueva práctica de los bancos de emisión para coyunturales excepcionales, como lo fue la gran crisis del 2007-2010 y como la que está en camino ahora con el impacto del Covid-19.

Quiero advertir que no se debe hablar de la materia técnica recurriendo a las frases hechas ni a lo de “adivíname el pensamiento”, no. En nuestro país, ni siquiera durante la crisis bancaria del 1998 al 2003 se ejecutó la QE.

La QE tiene requisitos técnicos. No es la práctica de “dar dinero a lo loco” ni es un instrumento para financiar al gobierno central y a los  déficits del sector público. Claro, es un relajamiento de los instrumentos monetarios frente a la ortodoxia, en cuanto hay una expansión del dinero, un aumento de la oferta monetaria.

Las necesarias reformas a llevar a cabo

Hasta el momento, la QE ha sido un monopolio de un club exclusivo de países o grupos de países, como EEUU, Japón, Inglaterra y la zona euro. Nadie más, ni la poderosa Suiza, se ha embarcado en la QE.

Ahí radica la gran explicación que en este artículo no puedo abordar.

Sin embargo, para poner en práctica una política tipo QE, nuestro país requiere de múltiples nuevas reformas en el sector monetario y financiero, pero también de las leyes sobre sociedades, en algunos aspectos del código de comercio dominicano y en la ley de crédito público.

Para acometer esas reformas que hagan del banco central dominicano una entidad actualizada en las prácticas monetarias de nuevo cuño, hay que modificar numerosos aspectos de la actual Constitución dominicana. No olvidemos que en esa Constitución se incluye a la materia monetaria y, si hay cambios en las prácticas monetarias, deben reflejarse en la carta magna.

La misma reforma constitucional debe incluir el nuevo papel del Congreso en relación al Poder Ejecutivo, sus responsabilidades frente al  poder ejecutivo facilitando la toma de decisiones en situaciones extremas, un poco que retomar a Alexander Hamilton, primer secretario del Tesoro, cuando la naciente nación hoy llamada Estados Unidos puso en manos del Congreso decisiones extremas, entre ellas la monetaria.

De manera que si queremos avanzar hacia un banco central facilitador para las coyunturas de desastres que sufra el país, nadie puede ignorar el paquete de amplias reformas sobre el estado dominicano.

La QE no es emitir dinero. Eso ha sido siempre la tarea de los bancos de emisión desde que se fundaron.

El centro de la QE es una acción masiva contra el ciclo económico. Con la QE se busca alterar el ciclo recesivo de la economía mundial, impedir que los precios caigan a niveles negativos, que el desempleo se haga masivo y que los sistemas de pagos colapsen por falta de liquidez. Eso es actuar sobre los canales de circulación del capital para retornar al crecimiento, pero nunca es un financiamiento al gobierno, sucede todo lo contrario, es el gobierno el que financia a la economía capitalista o privada.

Con la QE los bancos centrales deben acudir a su magia de la multiplicación del dinero circulante, actuar sobre los mecanismos tradicionales de transmisión monetaria e incluso recurrir a nuevos mecanismos.

También hay una alteración significativa del balance de los bancos centrales cuando acuden a la QE, pero hay un detalle importante. Contrario al balance actual del Banco Central dominicano, con grandes pérdidas y un capital negativo, con la QE los bancos centrales que la practican terminan mejorando su balance, obteniendo beneficios cuantiosos.

Si el país va a embarcarse en la QE en algún momento, debería hacerlo de manera correcta,  no disfrazar las viejas malas prácticas de política monetaria.

calvoperalta@msn.com