Me cae bien el Arzobispo de Santo Domingo, monseñor Francisco Ozoria Acosta, porque, a diferencia de sus antecesores (¡Sobre todo el último, ofrézcome a la Virgen!), no vive hablando pluma de burro todos los días ni metiéndose en lo que no debe importarle (como actos rutinarios de gobierno, debates partidistas y otras menudencias que no tocan los intereses de la Iglesia Católica), sino trabajando en bien de la extensa misión clerical, con sentido progresista, y apoyando iniciativas estatales de verdadera trascendencia, como es la reforma policial, lo que acaba de expresar…(Sí, Ozoria hace valer aquello de “zapatero a sus zapatos”).