Nueva York.-Le cerraron el gobierno, Hillary estaba de viaje, el pobre Bill Clinton sentíase muy solo cuando Monica Lewinsky lo consoló con aquellas felaciones.  Sobrevivió al juicio congresional del 1998, ahí nació el activismo cibernético con MoveOn.org aglutinando jóvenes liberales, rescatándolo del escándalo.

Howard Dean fracasó intentando ganar la presidencia con MoveOn.org en el 2004. Barack Obama rescató esa infraestructura, la reorientó y ganó la presidencia con activismo cibernético en el 2008.

El gobierno de Obama nació de juegos gatunos, felaciones furtivas, de eyaculaciones sin penetraciones, entre Bill y Monica; de la implosión de Hillary, su ego y candidatura.

Su triunfo irritó a ultraderechistas, su reforma sanitaria les produjo un coma histérico, parieron el Tea Party en el 2009, tomaron las calles.

Asaltaron el Partido Republicano en el 2010, rediseñaron mapas electorales, hoy tienen cinco senadores y 49 representantes.   Y no controlan más porque el Impuesto Sobre la Renta (IRS) saboteó sus recaudaciones financieras.

Ahora golpean ellos. Su comando ultraderechista secuestró el presupuesto, demandando no financiar la reforma sanitaria, balancear el presupuesto y reducir la deuda pública. Su fundamentalismo amenaza gobernabilidad y recuperación económica, cerrando el gobierno paralizan la economía nacional, afectando la mundial.

Republicanos y Demócratas se acusan de crear la crisis; tienen razón, son culpables, en Washington no hay inocentes.

Retornaron los comandos, uno tomó el hotel Taj Mahal de Bombay, otro asaltó un mall en Nairobi.  Ahora 54 ultraderechistas asaltan el congreso, paralizando el gobierno. Estos sicópatas politicos pelean simultáneamente contra Obama y la dirigencia republicana, fascinados con su repentina cuota de poder, actúan como niños malcriados estrenando jugetes.

Lucen muy intensos para ser extensos, muy extremistas para ser finalistas, pero tienen grandes éxitos y mucho futuro, retendrán sus escaños hasta el 2020, faltan siete años.

Ese camino será largo y tortuoso, abróchense los cinturones.