El embarazo en niñas y adolescentes es un problema grave en República Dominicana. De hecho, estamos entre los países de la región con una de las tasas de fecundidad en adolescencia más elevadas (98 por c/1000 adolescentes entre 15 y 19 años). Las estadísticas de Salud Pública muestran que para 2012 del total de nacimientos registrados, el 29% fue de madres adolescentes, siendo el 1.6% menores de 15 años.

No hay duda de que el Estado ha fallado en la prevención del fenómeno, en especial, en cuanto a la adopción de programas de educación sexual basados en el conocimiento científico y no en la moral religiosa. Sin embargo, es de destacar que nunca antes se había asumido, o por lo menos no lo recuerdo, una iniciativa de prevención con el alcance y la visibilidad de la campaña que da título a este artículo: #TuNoTa´Pa´Eso.

Pues bien, qué bueno que se hayan sumado, y en tiempos del Zika, a esta campaña, independientemente de los impactos que pueda tener en la realidad. Ahora, el enfoque es un aspecto crucial para el tema, y por eso me gustaría hacer algunas críticas de fondo.

No se asume que lo sexual es connatural al ser humano desde sus primeros años de vida. Algo peor: impone una idea del sexo como pecado, como acto impúdico, como lo último que debe ‘entregarse’

Al entrar a la página de Facebook creada para su difusión, en uno de los primeros afiches que salta a la vista se lee lo siguiente: “Las relaciones sexuales no son indispensables para probar que queremos a alguien o que alguien nos quiere, pues existen muchas otras formas de expresar cariño y demostrar amor. Si tienes alguna duda del paso que vas a dar, es mejor esperar. No hay por qué apurarse”. Este mensaje es bastante claro respecto de la visión con la que está siendo abordada la sexualidad en las y los jóvenes: la abstinencia es la mejor elección. No se asume que lo sexual es connatural al ser humano desde sus primeros años de vida. Algo peor: impone una idea del sexo como pecado, como acto impúdico, como lo último que debe ‘entregarse’. Porque, en fiel correspondencia al eslogan, tú, mujer joven, no estás pa’ disfrutar de tu sexualidad. Ese privilegio es solo de él.

Otro mensaje que revalida lo planteado: “La adolescencia es para aprender, divertirte y hacer deportes”; es decir, no para sexo. Pero, además, obvia en el discurso una realidad todavía más angustiosa, y es que gran parte de los embarazos en niñas y adolescentes son fruto de la violencia. Los estudios reflejan que el abuso sexual constituye la segunda violación más frecuente que se inflige a esta población. El 6% de los adolescentes entre 14 y 18 años ha sido víctima de algún tipo de agresión sexual, de acuerdo a un estudio sobre salud en jóvenes escolares dado a conocer por el Ministerio de Educación hace un tiempo[1].

Entonces, no es que no estemos pa’ eso, sino que las mujeres somos víctimas desde muy temprana edad de un sistema patriarcal que nos violenta de miles formas, haciéndonos luego culpables, y que nos impide desarrollar nuestra sexualidad de forma plena. La normalización de esta violencia toma su forma más cruda en el hecho de que casi no la denunciamos, y en el hecho de que nos avergonzamos de tener agencia sobre el propio cuerpo y sus deseos.

Asumiendo la invitación que nos hace la campaña de buscar información para poder decidir mejor, en los casos en que el inicio de la vida sexual sea voluntario, que, contrario a lo que se sugiere, no son los más, me surgen de todos modos 2 preguntas: ¿dónde obtener esta información, de calidad? y, ¿dónde tener acceso a servicios amigables en SSyR para jóvenes? El empoderamiento de las mujeres, en sentido general, en materia de salud sexual y reproductiva sigue siendo una de las grandes utopías.

[1]Para referencia: http://www.listindiario.com/la-republica/2010/10/29/164467/el-abuso-sexual-limita-desarrollo-de-los-ninos