Nueva York.-La investigación sobre Rusia y la campaña del presidente Donald Trump tomó un nuevo y escalofriante giro, ahora el fiscal independiente Robert Muller, investiga obstrucción de justicia.
Eso podría probarse fácil, partiendo del despido del ex director del FBI James Comey. Y sería una cirugía de alta política para destituir sólo a Trump. Lo de Rusia, si se comprueba, acabaría con Trump y su vicepresidente Mike Pence, ellos ganaron en la misma boleta.
La obstrucción de justicia, sin embargo, tendría a Trump como único responsable, facilitando removerlo quirúrgicamente y dejar en su lugar a un auténtico ultraderechista, el vicepresidente Pence.
Los defensores de Trump alegan que Muller fue contratado para investigar la cuestión rusa, que no debe desviarse.
Ellos saben que ese alegato es un soberano disparate.
Un fiscal independiente con poderes especiales no tiene límites. Si no logra incriminarte en la investigación original, puede hacerlo por otras violaciones que cometas durante las pesquisas.
Kenneth Starr fue designado como fiscal independiente para investigar la relación de Bill Clinton con la quiebra de Whitewater, una asociación de ahorros y préstamos. Terminó interpelándolo por mentir sobre su relación con Monica Lewinsky.
Trump esta metido hasta las narices en algo que parece guacamole y huele horrible, su equipo legal estudia varias alternativas para rescatarlo, incluyendo un inaudito auto perdón.
Si Trump admite violaciones, terminan las investigaciones, después puede emitir un extraño decreto perdonándose, eso no está prohibido, y lo que la ley no prohíbe, está permitido.
Y eso estaría muy bien para un neófito político. Trump podría sobrevivir y quitarse de encima esa investigación.
Que no sea honorable o decente es absolutamente irrelevante, esas condiciones nunca adornan las solapas de los políticos.
Matar varios pájaros de un tiro, sobrevivir y retener el poder, es lo único que importa en política.