Nueva York.-Cuando muchos blancos estadounidenses dicen que sus antepasados llegaron “legalmente” tienen razón, pero esa “legalidad” ya no esta disponible para ellos, mucho menos para nosotros, los latinoamericanos.

Entender esto resulta crucial para saber, con objetividad, qué podemos esperar de cualquier reforma migratoria que resulte del debate politico actual.

Lo primero es entender que desde el inicio, las leyes de inmigración fueron creadas para  excluir a ciertos inmigrantes.

La verdad es que durante los primeros 100 años esta nación no tenía leyes de inmigración.

Los europeos bajaban del barco y tomaban su camino, como “perro por su casa” sin darle cuentas a nadie.

La primera ley migratoria de 1882, “the Chinese exclusion act”,  buscaba excluir a los chinos, porque eran tantos, que los blancos estaban nerviosos, como están hoy con nosotros.

Además de chinos, prohibía el ingreso de “algún convicto, lunático, idiota o cualquier persona incapaz de hacerse cargo de ella misma sin ser una carga pública”.

El europeo seguía entrando, para excluir a los chinos, crearon el Buró Federal de Inmigración en 1891.

La segunda ley migratoria llegó en 1917, hace justamente 101 años, exigía que los nuevos inmigrantes pasar un exámen de alfabetizacion, que podía ser “en cualquier idioma”.Les preocupaban los italianos y judíos del sur y el este europeo, y para excluirlos, aprobaron  en 1924, hace exactamente 94 años, el Acta de Orígenes Nacionales.

Ahí nacieron los “ilegales”, los “papeles” y la visa, para excluir otros blancos, católicos y judíos. Los chinos sembraron los rieles del ferrocarril que comunica éste país de costa a costa, pero fueron excluidos.

Bill Clinton inició la construcción del muro fronterizo, Barack Obama deportó más de dos millones, ellos son “buenos”.  Las leyes de inmigración históricamente sirven para la exclusion, esperar que Trump será la excepción, es pura ilusión.