Nueva York.-Esto es viejo, los conflictos externos tienen la magia de unificar las naciones divididas por pugnas políticas internas.
Lyndon B. Johnson en Vietnam y George Bush en Irak son buenos ejemplos. En cada caso el pueblo inicialmente depuso las diferencias internas para apoyar a las tropas en Vietnam e Irak.
Eso ocurre en la realidad y en la ficción.
En el cuento “La Mujer”, de Juan Bosch, un hombre golpea a su mujer, un tercero intenta defenderla y ella lo ataca, unificando la pareja previamente dividida.
El presidente Donald Trump busca un conflicto externo para unificar la nación en torno a él, y todo parece indicar que Korea del Norte será el lugar.
Las guerras inician con mentiras, nadie atacó al destructor USS Maddox en el Golfo de Tonkin, pero Johnson inventó esa mentira para escalar la Guerra de Vietnam en 1964. Irak no tenía las Armas de Destrucción Masivas que Bush alegó para justificar la invasion en el 2003.
Pionyang tiene armas nucleares, y su lunático líder, Kim Jong-un, es una verdadera amenaza a la seguridad mundial. Aquí todo es verdad, no necesitamos mentiras, solo hay que actuar y la administración Trump ya empezó.
Envió tropas a Korea del Sur, luego el secretario de Estado Rex Tillerson fue a Seul, desde donde amenazó con atacar al norte, después voló a China. Pekín controla a Pionyang y tiene una insaciable sed de petróleo, Tillerson es un magnate petrolero, si negocia ese apoyo crucial, la guerra de Trump pronto empezará.
Con pueblos en Guerra y asustados, los líderes siempre profundizan el autoritarismo.
Con la mentira de Irak, Bush nos impuso el “Acta Patriótica” que trajo todo el espionaje y el andamiaje legal autoritario en el que hoy vivimos aquí. Con una amenaza nuclear real, Trump impondrá Ley Marcial.