Nueva York.-Este lunes 19, los miembros de los 538 colegios electorales ratificarán a Donald Trump como presidente electo.

Los colegios electorales generalmente reflejan el voto popular de sus estados, en 21 estados, esos electores pueden ignorar la votación popular y votar por sus “consciencias”.

Los demócratas aspiran que 37 electores voten contra Trump.

Para justificar eso, usan todos los argumentos posibles, Hillary Clinton ganó el voto popular, Trump es un “loco peligroso”, ganó porque Rusia lo ayudó, pero eso no tiene futuro.

Si convencen a 37 electores de votar  contra Trump, le trancan el juego. Sólo de manera momentánea.  Ante una situación similar, legalmente la Cámara de Representantes tiene la última palabra, y la cotrolan los republicanos, podemos anticipar cuál será su decisión ante esta cuestión.

Los demócratas fueron víctimas de su propia irresponsabilidad y deshonestidad politico-econónica, en sus manos colapsó el neoliberalismo de Ronald Reagan. Bill Clinton y Barack Obama siguieron la receta económica republicana de Reagan, libre comercio, desregulación y recortes impositivos. El republicano George Bush hijo también.

Esa política colapsó con Obama, saboteando la elección de Hillary.

Cuando Reagan empezó, el uno por ciento más acaudalado tomaba el 10 por ciento del pastel nacional, el 50 por ciento más pobre tomaba el 20 por ciento. Hoy ellos se llevan el 20 y nosotros el 10, revertir esa tendencia será el principal desafío deTrump.

Para mejorar la distribución del ingreso mientras multiplica su fortuna personal, Trump tendrá que demostrar genialidad, como lo demostró al derrotar a la clase política estadounidense completa.

Sin mezquindades debemos admitir que hasta ahora Trump es un hombre exitoso en los negocios y la política, solo falta por ver que tipo de gobernante será.

Las cartas están echadas, no hay vuelta atrás, sólo podemos, como el Cándido de Voltaire, esperar y confiar.