Nueva York.-En menos de una generación, entre 1993 y el 2016, el mundo ha sufrido varias revoluciones profundas, que cambiaron y siguen cambiando nuestras vidas de manera profunda.
En 1968, en la Universidad de California, conectaron dos computadoras con un cable, nació la Internet que pasó al uso público tras la Guerra del Golfo en 1992. En 1993 la internet inició una revolución technológico-informática que transforma lo transforma todo.
La internet y sus hijas legítimas, las redes sociales, son armas de movilización masiva que transformaron la política. Empezó en 1993 y la vida sin internet resulta inimaginable.
Según la historia official militantes islamitas secuestraron aviones, los estrellaron contra las torres gemelas de Nueva York; ese 11 de septiembre del 2001, el mundo cambió; nació otro sistema legal y de seguridad a nivel mundial.
En el 2008 colapsó Wall Street y recrudecieron la cruel distribución de riquezas que sufrimos a nivel mundial.
En diciembre del 2010 Mohamed Bouazizi, un vendedor callejero indignado, se roció gasolina e incendió un fósforo en Sidi Bou Sayd, un pueblucho ignoto de Túnez, un país irrelevante. Ese fósforo y la internet, incendiaron la Primavera Arabe del 2011, colapsaron dictaduras, siguieron los indignados en Madrid, luego Occupy Wall Street.
Los movimientos reclamaban mejor distribución de las riquezas, los políticos ignoraron el reclamo, como siempre, y precipitaron el tercer gran cambio mundial.
En 2016 Donald Trump ganó porque implosionó el estamento político estadounidense, todos los sistema viejos colapsan, hoy caen políticos con décadas atornillados al poder, Después del colapso de las torres gemelas en el 2001 y Wall Street en el 2008, es “normal” que colapse el estamento político.
Lo que sabíamos sobre política resulta irrelevante, esa lógica colapsó, vivimos otra realidad, debemos desaprender cosas para aprender las nuevas reglas de esta vorágine de cambios constantes.