“De una cosa pueden estar seguros: En el año 2020, cuando vuelvan la vista atrás para ver cómo era nuestro país en el año 2004, a muchos les será difícil reconocer la República Dominicana que teníamos entonces”. (Danilo Medina).
La mejor manera de auscultar, de seguir las huellas, entre el discurso y los hechos, es buscar las fuentes. En el caso que nos ocupa para ventilar el encuentro con la verdad, es leer con sentido de auditoría los tres discursos del Presidente Medina desde su Segunda juramentación y las dos rendiciones de cuentas. El primero del 16 de Agosto del 2016 con 57 páginas. El segundo el 27 de Febrero del 2017 con 36 folios y, el del 27 de Febrero del 2018 con 23 hojas.
Realmente, el balance es definitivamente negativo, sobre todo, en lo que tiene que ver con los compromisos entre el decir y el hacer. Entre la retórica y los logros. Entre los aciertos y las desfiguraciones y desarmonía de las deudas. En la rendición de cuentas del 2018 el Presidente dijo que Punta Catalina sería inaugurada en Mayo del 2018 y que para esta fecha la reducción de las pérdidas de energía sería de un 15%. Para la fecha del referido discurso admitió que la encontró en 35.5%, y la habían llevado a un 29.9%. No ha cumplido con la Ley de Electricidad 125-01 y no se ha producido el pacto Eléctrico, en violación a la Ley de Estrategia Nacional de Desarrollo: 1-12; y tampoco con el Pacto de Reforma Fiscal Integral que debieron llevarse a cabo en el 2013 y 2015, respectivamente.
El problema de la Seguridad ciudadana ha estado en todos los discursos del Presidente desde el 16 de Agosto del 2012. En esa ocasión nos vendió un Programa de Seguridad, denominado “Vivir tranquilo”. En su última rendición de cuentas nos habló de que teníamos para el 2012 una Tasa de homicidio de 23.4 y que para “el cierre del 2017 fue de 15.3”.
Nada más lejos de la verdad de que aquello “es un indicador claro de que se ha reducido de forma sostenida año tras año”. La Tasa de homicidio te puede expresar, si es baja, que los niveles del crimen organizado no es tan sofisticada ni tan amplia. Sin embargo, la tasa de homicidio no te dice el grado de delincuencia en su forma de Tasa de Victimización, que es el número de robos, asaltos, atracos, abusos sexuales, estafas, que pueden ocurrir en una sociedad determinada.
Cuando el Departamento de Estado de los Estados Unidos nos califica dentro de las cuatro calificaciones, gradaciones, en la No. 2: Precauciones, lo hace sobre la base de la Tasa de Victimización, al igual como lo hizo Gran Bretaña con sus ciudadanos que quieran venir al país. Hay que subrayar que el 50% de los turistas que vienen a vacacionar a la República Dominicana provienen de los Estados Unidos y alrededor de un 12% de Inglaterra.
Sencillamente, los gobiernos del Presidente Medina han quedado fulminados en materia de Seguridad. El Informe de la Oficina Nacional de Estadística en materia de Seguridad nos dijo que el 44.1% de los dominicanos y dominicanas dejan de salir por miedo a la delincuencia. De igual manera, nos encontramos con la problemática de la corrupción y de la Impunidad. Pocos logros que exhibir. Todos los estudios realizados en los últimos 7 años señalan que la corrupción ha aumentado. Algunos esbozan que la corrupción en un 80% estaba igual y un 23% que había crecido más. El último Índice de percepción de la corrupción de Transparencia Internacional nos colocó en el ranking 120 de 180 países, con una puntuación de 30 de 100. ¡Entre los líderes negativos!
El transporte sigue siendo un caos en el país. Se promulgó la Ley de tránsito y el camino se hace tortuoso. Todavía representa entre un 20 a un 25% de los salarios para los trabajadores, de sus exiguos ingresos. Las fronteras, los drones…. “cuando hablo de tener fronteras íntegras, me refiero a tenerlas por tierra, mar y aire, eso supone reforzarlas todas, incluyendo los más de 300 kilómetros de porosa frontera en el oeste del país”. No se advierten los avances. La zona de la frontera no ha sido una zona de oportunidades para los dominicanos que viven en ella como proclamó el Presidente Medina Sánchez.
Hemos tenido crecimiento con estabilidad macroeconómica. El costo es muy alto para la sociedad dominicana. Del 18% del PIB, que representan los gastos del gobierno en la economía dominicana, 4% de estos es a causa de la deuda. Un endeudamiento que no es para producir y generar rentabilidad real, riquezas, para invertirlos, sino para el consumo. ¡Una verdadera irresponsabilidad. Comprometiendo el futuro de las próximas generaciones, para solazarse en el presente!
El crecimiento del PIB es necesario, empero, no es suficiente para el Índice del Desarrollo Humano, para la calidad de vida y bienestar, para tener Talento competitivo. Entre 56 a 58 de los empleos son informales y el promedio de los salarios mínimo se encuentran en RD$10,000.00 y estamos entre los siete países con el salario mínimo más bajo.
La Salud: los Indicadores más graves, es la inversión con respecto al PIB: 2% cuando en toda la Región el promedio general es de 4.5%. La Mortalidad Materna: 109 por cada 100,000 cuando el promedio regional es de 67. La Mortalidad Infantil 34 por cada 1000 niños nacidos cuando de los 34 países de Latinoamérica la media es de 17. Seguimos siendo prácticamente líder en el mundo en accidentes de tránsito. Somos el segundo, pero, el primero es Niu, una isla con apenas 200,000 mil habitantes. Los embarazos en niños y adolescentes: 23 por cada 100 embarazos, segundo en esa barbaridad; y, en los feminicidios, que está contemplado en la Constitución, siguen siendo una pandemia social en nuestro país.
“Educación de calidad, salud para todos, democratización del crédito, acceso a viviendas dignas, empleo de calidad y seguridad social. Son conquistas esenciales, que parecían imposible y ahora se han vuelto irrenunciables para la gran familia dominicana.” Miro ese hermoso párrafo queriendo creer, después de todo es mi Presidente, no obstante, siendo lo más objetivo, tratando de actuar con el mayor grado de profesionalidad, sin que ningún sesgo me asalte, donde mis actitudes, aptitudes, valores, intereses, creencias, ideología, no acusen el menor asomo de subjetividad, encuentro, al decir de los tres discursos presidenciables que se constituyen en un solo eco del vacío.
“Hoy comienzan 4 años de profundización y aceleración de los cambios. Cuatro años de consolidación de un modelo de sociedad más justo, inclusivo y menos desigual”. ¡Oro para que así sea, mi pesimismo inteligente me redobla la campana para apuntalar el encuentro de la dura realidad!