La Educación Superior en la República Dominicana participa de un momento interesante. La importancia de este tiempo viene dada por el dinamismo que imprime la evaluación quinquenal. Para nadie es un secreto que cualquier tipo de evaluación tiende a movilizar a los sujetos, a las instituciones y a los entornos de las entidades. Además de la evaluación quinquenal, la Educación Superior está inmersa en el proceso de reforma de la Ley 139-01. El movimiento de actualización de la Ley ha sido activo dentro del ámbito de la Educación Superior; no ha sido así, en cambio, en el seno de la sociedad civil. Este paso es necesario para tener una visión integral de la normativa que rige la educación de un amplio grupo de la población dominicana. Asimismo, los actores de la Educación Superior estamos agotando un proceso de estudio y análisis del Proyecto de Ley del Marco de Cualificaciones que en fecha próxima el Presidente de la República enviará a las Cámaras Legislativas. Este Marco viene irrumpiendo sin que la sociedad tenga detalle alguno. Resulta preocupante tener que observar y vivir en una sociedad excluida del debate de temas que son nodales para el desarrollo académico y socioeconómico del país. Además de estos tres acontecimientos, participamos de los aprestos para la apertura del curso de acción del año escolar 2019-2020. Todos estos hechos se desarrollan en un ambiente activo de campaña electoral y bajo el azote de la epidemia del dengue.

En el contexto descrito de forma sucinta, en el que muchas sombras intentan ocultar las luces, el Instituto Superior de Estudios Educativos Pedro Poveda, ISESP, celebra tres años de acción esperanzada y prometedora. Sí, esta institución constituye una promesa para la nación, por su interés en una Educación Superior que garantice inclusión, calidad y servicio ético. Esta tríada, más que una consigna, es un eje vertebrador del pensamiento, de la acción y de las relaciones del ISESP. Son tres años re-imaginando la Educación Superior con el apoyo y el estímulo de excelentes colaboradores, de amigos y amigas de una educación que se aparte de la reproducción y de más de lo mismo. Tres años trabajando en silencio, con un personal marcado por el entusiasmo y la pasión por aprender y aportar lo mejor. Esta cultura institucional nos impulsa, nos anima. Los pasos son modestos, pero consistentes y firmes en todo aquello que propicie nuevos aprendizajes y suponga un avance para la educación superior dominicana. El accionar del ISESP se desarrolla actualmente en Santo Domingo, Pedernales, Enriquillo, Puerto Plata y La Romana. Nos organizamos para trabajar próximamente en la ciudad de Higüey. El trabajo en cada uno de estos contextos ha sido alentador por los aprendizajes adquiridos, vinculados a la vida cotidiana, a los sueños y sufrimientos de los actores y a los nuevos conocimientos que hemos ido construyendo desde la complejidad social y educativa que afrontamos.

Los ejes articuladores de la Educación Superior que ofrecemos han encontrado las condiciones necesarias para trabajar con fuerza especial: la construcción de un conocimiento científico situado y la cualificación práctica en el aula de un hacer académico orientado a la constitución de sujetos sociales. De igual modo, se ha intensificado la articulación academia-realidad y la vivencia de la docencia universitaria como arte y compromiso, como opción transformadora. En estos tres años, se ha procurado una Educación Superior humanizadora en la que los desarrollos de las ciencias no han sido obstáculo para cuidar la espiritualidad de docentes y estudiantes en una perspectiva holística. Participamos de una alegría agradecida. Son muchas las personas que nos alientan y nos impulsan a un trabajo cada vez mejor y comprometido con los más vulnerables. Gracias por todos los nuevos aprendizajes. Continuaremos abiertos a nuevos procesos y experiencias.