Ahora que se avecina la convocatoria del Consejo Nacional de la Magistratura  para la selección de los jueces que habrán de integrar la Suprema Corte de Justicia, el Tribunal Constitucional y el Tribunal Superior Electoral debemos estar muy atentos y examinar las trayectorias de vida de cada uno de los candidatos que ya se han propuesto, los que han sido nominados por algunas instituciones o los que la opinión pública califica como tales.

El currículo de una persona nos habla de su formación académica, de su experiencia profesional  o hasta de su participación en la sociedad a través de distintas organizaciones. 

No obstante, no se trata solamente de evaluar estos aspectos que si bien son importantes no deben ser los decisivos. Hay elementos muchos más significativos que no pueden ser medidos a través de un frio currículo, como serían: la integridad, la eficiencia, la capacidad analítica, la independencia de criterio entre otros.

En un país como el nuestro en que la debilidad institucional afecta a todos los sectores y en el que tenemos grandes falencias en el sistema educativo y la administración del Estado, no basta haber sido catedrático de tal universidad como sería el caso en otros países en los que la gran reputación del centro académico es garantía de excelencia, o juez de alguna corte o autor de media docena de libros.  Es necesario conocer cuál fue la trayectoria de ese profesor y la reputación ganada entre sus estudiantes y colegas, revisar cuál fue el desempeño de ese Magistrado, como conceptualizó sus sentencias, el respeto o irrespeto que se ganó entre sus pares,  los abogados y usuarios de la justicia, así como cuáles fueron los aportes de la producción literaria publicada.

En los Estados Unidos  no se ha requerido de un órgano independiente para nombrar a los jueces de la Suprema Corte  para asegurar no solo la integridad de los mismos, sino su capacidad para ser un buen juez.  El Presidente de ese país nomina candidatos que normalmente se piensa que reúnen las condiciones requeridas, pero el Senado cumple con su rol y  en sus entrevistas a los mismos  indaga a fondo su trayectoria.

Para gran parte de la sociedad muchos de los futuros candidatos a jueces de los más importantes órganos judiciales del país serán desconocidos, sus cuatro sentidos serán las organizaciones  de la sociedad que harán el trabajo necesario para evaluar  sus conductas, analizar sus competencias y canalizar las objeciones que se tengan a su respecto.

A los  integrantes del CNM la Constitución les otorga una gran misión, pero deben estar conscientes que no pueden ejercerla de espaldas a la sociedad sino por el contrario escuchando su sentir.  Las trayectorias de vida de cada uno de los futuros magistrados están ahí y deben ser el norte para decidir quiénes tienen o no tienen el perfil para ocupar tan importantes posiciones.