Desorden en el tránsito urbano, en las carreteras, en el transporte público, en el uso de los espacios, en los mercados, en las playas, en los ríos, en el aire, en las montañas y en los valles. Desorden en todas las horas y en todas partes, desde la Capital de lo que todavía llamamos república, hasta los pueblos más pequeños…Es la imagen de un país bárbaro que tiene que revisarse seriamente, pues el Estado virtualmente no existe, ya que no hay autoridades que ponga orden en todas las cosas y hagan cumplir las leyes. (Pero, cuidado: de esta especie de bullanguero caos todos somos responsables. Por consentimiento u omisión. Pero todos).