En una sociedad donde muchas de sus necesidades permanecen insatisfechas y no se vislumbran soluciones, es natural que surjan iniciativas que se conviertan en movimientos sociales reivindicativos. Estos movimientos si tienen objetivos claros y estrategias adecuadas pueden revertir algunas carencias y obtener lo que les niega el poder, sin recurrir a métodos violentos.

Dos ejemplos ilustran a Latinoamérica: Todos por la Educación y Coalición Educación Digna, protagonizados por el pueblo brasileño y el pueblo dominicano, decididos a  conquistar una mayor inversión para mejorar la educación fundamental.

En Brasil, el movimiento Todos Pela Educação o Todos por la Educación estuvo integrado por diversos sectores sociales, con el objetivo de hacer efectivo el derecho a una educación pública de calidad. Fundado en el año 2007 y liderado, entre otros, por los presidentes de DPaschoal, del Grupo Gerdau y de los bancos Itaú, Bradesco y Santander.

Formaron una coalición educativa con objetivos comunes, expresados en cinco metas concretas, simples, comprensibles y enfocadas en resultados  medibles periódicamente que deberían alcanzarse en quince años (2022):

M1. Todo niño y joven de 4 a 17 años en la escuela;

M2. Todo niño plenamente alfabetizado a los 8 años de edad;

M3. Todo alumno con aprendizaje adecuado a su grado;

M4. Todo joven con enseñanza media concluida a los 19 años; y

M5. Inversión en educación ampliada y bien administrada.

Definidas  las metas, el grupo integró a medios, periodistas, académicos y artistas para lanzar una campaña destinada a convencer a la opinión pública y al gobierno de la necesidad de ofrecer una mejor educación.

Ante la creciente presión social, el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva adoptó estas metas y su ministro de Educación, Fernando Haddad, trabajó en favor de su cumplimiento.

Resultados: la inversión pasó de 4.7% del PIB en el 2007 a 5.5% en el 2009; y para  2014 será de 7%. En su Plan Nacional de Educación, aprobado por los Diputados y pendiente en el Senado, se prevé continuar el 7% durante los primeros cinco años de vigencia del Plan, y 10% hasta el final de los restantes diez años. Y la satisfacción de su Presidenta que expresa: “La educación es nuestra prioridad”.

En 1997 el Congreso dominicano sustituyó la anacrónica Ley de Educación 2909 de 1951, por la Ley 66´97, que establece el 4% del PIB para la educación preuniversitaria.

Con esta ley, el magisterio y la sociedad creyeron que las precariedades en la educación preuniversitaria comenzarían a disminuir. No fue así. Había que contar con la decisión política que faltó, porque los presidentes Dr. Leonel Fernández y el Agron. Hipólito Mejía siempre “justificaron” su cumplimiento.

A pesar de las negativas oficiales la sociedad dominicana no se amilanó, se empoderó y se organizó alrededor del movimiento Coalición Educación Digna. “Un esfuerzo de un conjunto de organizaciones y activistas que piden mediante acciones cívicas y pacíficas, que se cumpla… con la LEY 66´97”.

El 2011, un año preelectoral, se convirtió en un momento importante en la demanda por el 4%. La Coalición, aplicando una estrategia inteligente, aprovechó esta circunstancia y logró que más de cien organizaciones fueran signatarias del acuerdo que suscribieran los pasados candidatos presidenciales, incluyendo al presidente Danilo Medina, de que cumplirían esta ley.

El 19 de diciembre, el presidente Danilo Medina promulgó la Ley de Presupuesto para el año 2013. Esta es una fecha histórica que será recordada, porque marca el antes y el después con el incremento de la inversión en educación del 4%. Aunque se reconoce  que está por debajo de la recomendación de la Unesco, que ronda el 6%.