Hace varias semanas la Fundación Save the Children publicó el informe "En deuda con la niñez", el cual evalúa los riesgos de ésta en un conjunto de países. En la investigación la República Dominicana ocupa el puesto 120 de los 172 países estudiados, por los diversos peligros en que incurren nuestros niños y niñas que pueden truncar su desarrollo, como son los casos del matrimonio infantil o del embarazo adolescente.
Es el mismo país en que su presidente Danilo Medina, en ocasión de la inauguración de un nuevo centro educativo en Santiago de los Caballeros, reconocía de buena fe los motivos por los cuales el Estado está invirtiendo en la tanda extendida. Una de las razones señaladas fue que esta iniciativa ayudaba a las las mujeres pobres que son madres solteras y que desde la adolescencia han ido teniendo 2,3 y 4 hijos, en ocasiones de distintos padres, y a los cuales no pueden criar ni alimentar.
Hoy, la desaparición y asesinato de Emely están en el centro de las noticias. No obstante, este caso es solo la punta de un iceberg que, por su morbosidad, agita nuestro mundo mediático. Lo cierto es que un acontecimiento como este es parte de la vida cotidiana de las niñas pobres de nuestro país, realidad que venimos denunciando de manera tesonera desde la Fundación Abriendo Camino que trabaja con niños, niñas y adolescentes y sus familias en el sector vulnerable de Villas Agrícolas.
Peor: este retrato mediático no recoge todas las realidades, no contempla a las adolescentes que tratan de abortar con pastillas o con la ayuda de criminales de otra índole y que se desangran antes de llegar a la maternidad, apareciendo en otras estadísticas, en las de mortalidad materna, sin rastros de condenas por abusos y violencia contra ellas. No contempla tampoco los casos de niñas y adolescentes entregadas a un hombre mayor por sus familiares en intercambio de favores o como resultado de transacciones pseudo económicas.
Detrás de un caso como este también se esconde otra cuestión de importancia que es la de la falta de comunicación intergeneracional y el atraso mental de muchos padres que no se han beneficiado del pan de la enseñanza y se dejan llevar de prejuicios peligrosos. Viene a colación una conversación que tuve ayer en la acera de la sede de nuestra institución en Villas Agrícolas con un señor que le reprochaba con razón a una “niña” de 10 años de andar descalza. Me metí en la conversación diciéndole que una niña o un niño era lo mismo, a lo que mi interlocutor improvisado me contestó que de ninguna manera. Quise saber el porqué de tan marcada diferencia y, frente a mi insistencia, me explicó que las niñas sangraban con las menstruaciones y que por eso podían tomar, fácilmente, infecciones de la calle. O sea, que hay gente en nuestro país que todavía cree en la impureza de las mujeres, que afirma que seres humanos que menstrúan son seres diferentes. Me parecía alucinar al oírlo imbuido de tanta seguridad. Se trata del mismo tipo de personas que culpa a Emely de lo que le ha pasado porque tenia un novio desde los 12 años, sin pensar en un solo instante en las violaciones de todos los derechos que han podido conocer esta niña y las demás Emely.
En el país nos hemos dotado de instrumentos para luchar contra la violencia y la prevención de embarazos de adolescentes, como es el caso de la “Hoja de Ruta Nacional 2015-2018 para la Prevención y Eliminación de la Violencia contra los Niños, Niñas y Adolescentes en la República Dominicana”, o el Plan Nacional de Prevención de Embarazo Adolescente, pero no se observa ninguna manifestación clara de su puesta en ejecución. No hay políticas reales de superación de la pobreza, que afecta de manera más aguda a las mujeres, y más aun a las niñas y adolescentes que no encuentran salida para un desarrollo digno.
Dice el portavoz de la Presidencia de la República que los logros del presidente se convierten en logros para la República Dominicana. ¿Qué mejor logro para el presidente Danilo Medina que pasar a la historia como el presidente que hizo respetar los acuerdos internacionales que promueven la defensa de los derechos de la niñez y de las mujeres?