El PRM y la oposición en general tienen el propósito de terminar en mayo próximo con el monopolio del Congreso que mantiene Danilo Medina y la cúpula del PLD. Monopolio que ha servido para blindar y legitimar impunidades, el endeudamiento galopante del Estado dominicano y la coacción de jueces, tribunales y organismos electorales.

De 32 senadores solo dos pertenecen a la oposición, el resto – salvo algunas excepciones – vota dócilmente por lo que se les pida desde el Palacio. Esa docilidad no es gratuita sino que a cambio reciben irritantes privilegios, contratos y “facilidades” de toda especie.

Un buen número de esos senadores ganaron su curul basado en el fraude variopinto que incluye, entre otros, la compra de funcionarios de mesas y de juntas electorales de los municipios. Son conocidos los videos, fotos y testimonios de candidatos del partido de gobierno amenazando públicamente a funcionarios de juntas para que les pusieran “sus“ votos.

Esa mecánica troglodita para ganar senadurías lleva años, y quedó al descubierto en las elecciones congresuales del 2010 cuando el entonces fuerte PRD obtuvo casi el 43% de los votos congresuales y sin embargo no consiguió ningún senador, según la JCE. 

¿Cómo puede el pueblo dominicano y la oposición evitar que se reelijan esos senadores y continúe la dictadura congresual de Medina?

La respuesta es simple: llevando candidatos potables y populares y, además, uniéndose para que en la mayoría de las provincias todos los partidos voten por un mismo candidato a senador. Por ejemplo, que en Monseñor Nouel toda la oposición, comenzando por el PRM, postule y vote solo por El Torito; o que en Santiago todos los partidos apoyen a don Eduardo Estrella, y así sucesivamente.

Solo con unidad y buenos candidatos se podría contrarrestar exitosamente en cada demarcación electoral al barraje de dinero y manipulación que intentaran hacer los candidatos locales del gobierno. A estas alturas de la lucha política es un deber de las fuerzas democráticas hacer lo necesario para derrotar en cada trinchera al continuismo autoritario.

La máxima aspiración de una democracia es la pluralidad de representación en el Congreso, simplemente porque los intereses sociales, económicos y culturales en una sociedad abierta son también plurales y hasta contradictorios.

Además, para destrabar el presente entramado autoritario y corrupto articulado durante casi dos décadas por gobiernos del PLD, se necesitará un Congreso responsable y calificado  para aprobar los cambios y las nuevas reformas.

En esas perspectivas, hace bien el PRM con impulsar la formación de una gran coalición de partidos políticos para acabar el actual monopolio del Congreso, y para ello, aparte de haber firmado varios acuerdos con otros respetables partidos políticos  también está gestionando llevar candidaturas comunes en las provincias con otra plataforma que agrupa numerosos otros partidos, denominada Juntos Podemos.

Naturalmente, en el Palacio están sintiendo el frio soplo de la derrota al enterarse de esos esfuerzos y la respuesta ha sido la puesta en marcha de una estrategia de comunicación dirigida a confundir la población y a descalificar a Luis Abinader y al PRM, aparte de sus diarios intentos por dividir o dispersar el liderazgo de ese partido mediante ofertas, rumores y chantajes.

Luis y el PRM solo tienen un pacto fundamental, que es el de acabar con la corrupción y la impunidad instaurados en el Estado, rescatar las instituciones públicas, liberar la justicia y sus tribunales, perseguir la corrupcion y gobernar para bienestar de todos y no solo de un grupito. Compromisos innegociables.