En sociedades tan atávicas como la nuestra, las reglas del juego son solo líneas de expresión y se asumen solo a conveniencia, con unas elites políticas que no logran articular un comportamiento que refleje los espacios conquistados. Su conducta es la eterna agonía de una parálisis paradigmática que se cimenta palmariamente en aquella frase de Crosby “El cementerio de los fracasados está lleno de los huesos de aquellos que un día creyéndose saberlo todo, dejaron de aprender”.

Es una elite política que blasona su mirada sempiterna como si la historia fuera circular; como si el mero boceto de ayer, de hace 20, 30, 40 años no cambiara de libreto. Construyen guiones de ayer que niegan la existencia de hoy, de una realidad más compleja, más diversa, más plural.

Entonces, se imponen. Su cultura autoritaria, su ensordecimiento del poder lo llevan a ignorar la sociedad, a establecer en su discurso que lo que conviene al PARTIDO contribuye con el país. Es la mirada permanente a lo largo de la historia de aquellos que tienen una dominación hegemónica del poder. Allí, donde no hay cuasi diferencia entre el Estado y el Partido. Partido–Estado.

La sociedad desde el 19 de abril parecería que no tenía otra cosa de que hablar. De repente, todo cambio. Desapareció la pobreza, nos olvidamos que el promedio de la Región en pobreza es 28% y en República Dominicana 41%. Se esfumó, cuasi como un mago, que tenemos un 30% de la juventud sin empleo mientras el promedio de la Región es de 13%. Obviamos, como por arte de magia que el 23% de las mujeres no tienen empleo.

Desde el 19 de abril desapareció que en el escenario social mueren 179 por cada 100,000 de mortalidad materna, la más alta de la región y que de cada 100 mujeres embarazadas, 22 son niñas y adolescentes. El 19 de abril constituyó la revolución social más exquisita que haya transcurrido a lo largo de la historia, pues ese día el Poder Ejecutivo, por diferentes decretos creó los Reglamentos de la Ley de Salarios, de la Ley Orgánica de Administración Pública y de la Ley de Declaraciones del Patrimonio.

La revolución social impactaría tanto, que transcurrieron 39 días, esto es, un mes y nueve días, donde había tiempo para emitir otro decreto donde el Presidente, con su profunda sensibilidad llevaría los salarios públicos a RD$15,000.00 pesos para desterrar esa miseria de ese dato tan cruel, donde el 21.6% de los empleados públicos ganan entre RD$5,117.00 pesos y RD$6,000.00 pesos; y, el 64.5% se encuentra en el rango entre RD$6,000.00 y RD$10,000.00 pesos. El Banco Central en su publicación Cultura Económica y Financiera establecería que el 76.9% gana menos de RD$19,445.00.

En ese interregno veríamos una decisión del Presidente de la República para cumplir con la Ley 167-07 que se creó para resolver los certificados que se originaron como consecuencia de los fraudes bancarios del 2003. Esta sociedad tan pobre, al día de hoy ha tenido que pagar solo de intereses RD$416,000 millones de pesos. Los Certificados han ido creciendo como la verdolaga en el campo; el monto actual es de RD$369,500 mil millones de pesos y solo en éste año 2015, tendremos que pagar de intereses el equivalente a RD$54,000 mil millones de pesos, casi el monto dedicado a SALUD que para éste año apenas invertirán RD$58,205 mil millones de pesos. Estamos pagando solo en intereses el equivalente a 1.4% -1.8% del PIB.

A lo largo de estos 39 días, toda la problemática de la cohesión social, de la desigualdad, no disminuyeron y el abismo entre las leyes existentes y el cumplimiento de las mismas sigue ahí, como una muestra olímpica del poco compromiso con la Nación. Decenas de leyes que no se cumplen y entonces, la elite política (23), cuando le conviene aluden a determinados artículos de la Constitución y cuando le conviene, esa misma cúpula (35) decide cambiar la Constitución, porque solo uno le garantiza la permanencia en el poder, de 2 millones de militantes que dicen poseer.

¡Despierto! El panorama social y sus tensiones siguen ahí, como parte de los problemas estructurales que descansan en el cuerpo social dominicano y que no logran desdibujarse, sino que se amplían en los tejidos de ese mismo cuerpo. Ello conduce a problematizar la dimensión política, pues la movilidad social vertical ascendente, su ritmo es lento; la clase pobre es más numerosa que la clase media; el 19% de los profesionales con títulos universitarios, no está trabajando, más allá de la calidad de la empleabilidad.

¡39 días después! Dos facciones del PARTIDO en el poder se ponen de “acuerdo”. Realmente, no debieron darlo a la luz pública su conocimiento, su contenido. Es la muestra de la desfachatez y la desfiguración. Acusa perplejidad, cuasi nos invita a regurgitar; un simple toma y daca y 39 días donde los congresistas, que pagamos los ciudadanos, solo pensaban en sus intereses del 2020; nada de principios, nada de fundamentos ideológicos, nada de proyecto de país. Un acuerdo que es un monumento de aberraciones, de actitudes políticas poco serias; de violación a la Constitución; de violación a la democracia interna y de la permanencia de la eterna oligarquía partidaria.

¡Nada de circulación de las elites!

Es la arritmia de una sociedad donde el reloj de los actores estratégicos no acuna el más mínimo dejo de cambiar. Siguen pensando que los votantes se parecen a los gobernantes. Hay que recordar que la decencia existe y que ella se subleva, incluso cuando está callada. No hay líneas directas, conectadas, en conexión perfecta, pero estalla, como las capas tectónicas que producen los terremotos.

¡No podemos seguir permitiendo que la democracia, en la sociedad dominicana, sea el entramado de cortapisas para proteger los intereses de facciones partidarias. Caminemos sin miedo a decir lo que pensamos; como alas necesarias de un nuevo cemento social!