!Ayúdenos a encontrar la respuesta! No se trata de una encuesta, sino de una consulta íntima a su conciencia. En un lenguaje sencillo, “ético” significa “honradez”, “honestidad”, “decencia”, “integridad”, “transparencia”, “decir la verdad”, “decir y practicar la justicia”,  “actuar de acuerdo a principios y valores”. Lo “antiético” es todo lo contrario. Para una mejor comprensión, le agregamos otros significados: “deshonesto”, “tramposo”, indecente”, “humillante”, “mentiroso”, “corrupto”, “actuar violando principios y valores”. Nos queda claro que la ética nos permite definir y constatar si las actuaciones de una persona o una institución son buenas, malas o dudosas.

Sólo un “gobierno ético”, puede ser un “buen gobierno” y sólo un buen gobierno puede ser democrático. No es verdad que en “política todo se vale”. No es cierto que “el poder es para ejercerlo como le venga en gana a los gobernantes”, no es cierto que “el fin justifica los medios”. La democracia obliga. Sólo en las democracias buenas, fuertes, efectivas, responsables, igualitarias y perfectas se dan gobiernos buenos, se dan gobiernos éticos. En cambio, los gobiernos antiéticos, los gobiernos malos sólo se dan en las democracias ineficientes, débiles, mínimas e irresponsables. Los malos gobiernos van de la mano con las malas democracias. La explicación nos sirve para valorar el gobierno y la democracia que tenemos.

Sin ética no hay democracia. La democracia es la ética de la política. Si renunciamos a la ética con el pretexto de salvar la democracia, cometemos un doble crimen: matamos la ética y matamos la democracia. La ética es el muro de contención para detener la corrupción, gran lucha ética que tenemos como tarea nacional. Precisamente la corrupción aparece cuando hay una crisis de valores en los gobernantes, funcionarios y demás servidores del gobierno! Si la ética abandona la política fracasa la democracia! No es suficiente que el gobierno se diga a sí mismo que es “bueno”, es necesario someter al escrutinio de todos esta valoración. Es lo que pretendemos.

La “eticidad” del gobierno que hoy dirige el país asusta y desconcierta grandemente. El silencio cómplice frente a las tantas conductas antiéticas de sus integrantes y “relacionados”, agigantadas por los tiempos electoreros, y el afán del gobierno de adueñarse de todos los poderes sólo son dos alarmas del peligro, sabiendo que a “mayor poder menos ética”. Así lo dijo John Acton, “El poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente”.  Por eso, hay que conseguir que “la gente que tenga poder también tenga ética”. Hay que “presionar” para que la ética llegue al poder. No debemos aceptar pasivamente el comportamiento antiético gubernamental, que con un “paternalismo facturable”, entrega a “gotas” y selectivamente lo que es propiedad de todos, olvidando que en las democracias éticas “el sol sale para todos”.

Hay que cuestionar profundamente las simulaciones o intentos fallidos el gobierno que apuestan a crear un “gobierno ético y transparente”. Primero fue la Comisión Nacional de Ética y Combate a la Corrupción, creada por el expresidente Leonel Fernández mediante el Decreto 101-05. Letra muerta, “show off “del gobierno peledeista de aquel momento, imitado por éste.  Comisión ciega, muda y sorda que fue incapaz de ver, y mucho menos de combatir, los actos de corrupción ocurridos entre el 2009 y el 2012, ni tampoco los de ahora, tan frecuentes y tan cercanos.

Igual suerte corrió el “Código de Pautas Éticas”, anunciadas por el Presidente Medina, en el marco de un Consejo de Gobierno, al inicio de sugestión de gobierno en el 2012, que obviamente hacían a un lado las quiméricas pretensiones de la ya existente Comisión Nacional de Ética y Combate a la Corrupción, que según su propio decir, constituía “la manifestación social y política más sana clara y decidida en la lucha contra la corrupción y la búsqueda de forjar una administración pública cada vez más ética y transparente”. Discurso hueco que bien podría figurar en el libro récord de las mentiras políticas o de los chistes políticos de mal gusto. Retórica “antiética” practicada en nombre de la ética.

Con un número mayor al de los Diez Mandamientos, el “Código de Pautas Éticas” presentado por el presidente Danilo Medina fue firmado por todos los Ministros y otros funcionarios allí presentes, los mismos que pronto se encargarían de ignorarlo, cuando no de violarlo. Unos 18 “deberes-compromisos-mandatos, “mandamientos morales desoídos e incumplidos”, componen el Código de Pautas Éticas, que hoy también descansa en el olvido. Muestras de esta “desobediencia e incumplimiento” son los tantos escándalos de corrupción que los medios han puesto ante nuestros ojos. “Pecados” de un gobierno que el pueblo no perdona.

En esta lista de “misiones éticas imposibles” figuraban, entre otras, el “honrar con sus actuaciones y comportamiento el cargo para cual fue designado; “administrar los bienes del Estado que le han sido confiados con honestidad, equidad, eficacia y transparencia”; “fomentar en el trabajo la integridad ética y moral”; “presentar la Declaración Jurada de Bienes, a más tardar a los 30 días de asumir el cargo” (tres años después algunos no han cumplido con este mandato).

Señalaban también el “velar personalmente por los procesos de compras y de contrataciones públicas”; “denunciar ante autoridad competente situaciones carentes de transparencia”; “negarse a utilizar todo tráfico de influencia y a realiza cualquier otra actividad que afecte la imparcialidad de las prácticas o comprometan la moralidad gubernamental !Cuántas exquisiteces éticas, cuántas rutas para construir un gobierno ético!  Pero lamentablemente incumplidas, pero lamentablemente ignoradas.

A estas alturas posiblemente usted ya usted tendrá la respuesta a la pregunta que le formulamos al inicio: ¿Tenemos los dominicanos un gobierno ético o antiético? No se trata sólo de responderla. Debemos hacer algo más. Hay que denunciar el engaño, hay que “autoinvitarse” a responder las encuestas que retratan una “falsa fachada ética del gobierno”, que hablan de una popularidad basada en un “buen gobierno” que es una farsa. ¡Ahora su respuesta! ¡Ahora el grito de su conciencia!