La mayor preocupación política de Danilo Medina es que la oposición forje y desarrolle en el corto plazo, un gran acuerdo nacional capaz de derrotar a su candidato Gonzalo Castillo en la primera o la segunda vuelta.
Danilo parece consciente de que el desenlace de las primarias del seis de octubre no solo ha dividido al PLD y menguado su imagen, sino que además ha ampliado y fortalecido el campo de la oposición a sus pretensiones continuistas a través de un tercero.
Los nuevos sectores que se van integrando al campo opositor provienen de diferentes capas sociales regularmente inactivos en política y, también, de los expulsados desde el PLD por la fuerza de la ambición de poder que se ha adueñado de Danilo y sus servidores.
La tendencia lógica, conforme avance la lucha política en un escenario electoral que requiere un 50% más un voto para ganar las elecciones, es que se desarrolle una convergencia de fuerzas políticas y sociales contra un adversario común, fuerte, ambicioso y de limitados escrúpulos.
En ese contexto, la ruta elegida por el gobierno ha sido la de sabotear la unidad y la estabilidad de la oposición. Primero, intentan introducir agentes y grupos que trabajen para la división y la dispersión en el PRM y también entre el PRM y las organizaciones aliadas.
El plan incluye, además, el ataque directo y casi personal a Luis Abinader en su condición de candidato a vencer en las próximas elecciones y líder principal de la oposición.
En ese afán han propalado “informaciones” ridículas como afirmar que Luis y Leonel se reunieron y que en las pasadas primarias Luis ordeno a sus seguidores a que votaran por Leonel Fernández. Se trata de mentiras conscientes, sediciosas, propias de un danilismo que no le quedan cartas limpias para jugar.
A ese propósito divisionista del gobierno le sirve, conscientemente o no, el Alcalde del Distrito Nacional cuando declara que está pensando propuestas de asumir la candidatura presidencial de otros partidos políticos a pesar de que el suyo, el PRM, eligió de manera contundente el pasado seis de octubre a Luis Abinader como el Candidato del Cambio.
En síntesis, los gobiernos del PLD, incluyendo los de Medina, han traído consecuencias negativas que afectan no solo a los políticos y sus partidos, sino también a muy diversos sectores sociales que consideran que la única salida hacia adelante es un gran acuerdo nacional para el cambio político.