El Informe del Banco Mundial “La movilidad económica y el crecimiento de la clase media en América Latina”, constituye una investigación muy amplia y exhaustiva que no debe dar pie a la manipulación, a las distorsiones y al engaño con fines meramente politiqueros. Lo primero es el contexto: elaborado en el 2013 con datos e investigaciones que van desde el año 2000-2011. Esto quiere decir que lo que esbozó el Ministro de Economía está lejos de la verdad al señalar “República Dominicana vuelve a ser una sociedad con nivel de clase media”; pues el mismo Informe establece cómo la clase media emergente varía de un país a otro.

No es verdad, no se sujeta a la realidad social dominicana, que una persona que gane de $10,278.00 a $51,390.00 estén todos en ese rango, pues es muy laxo, muy amplio. Como nos ilustra el referido estudio “la mayoría de los pobres que ascendieron no se integraron directamente en la clase media. Pasaron a formar parte de un grupo situado entre los pobres y la clase media, que son los denominados sectores vulnerables”.

En Dominicana una persona que gane hasta $15,000.00 pesos está en la categoría de pobre, y en el rango entre $16,000.00 y $22,000.00 constituye el segmento social vulnerable. ¿Qué elementos se tienen que dar en una sociedad para que se de una movilidad social ascendente en esa magnitud? Lo primero es la distribución de la riqueza. La desigualdad social, medida por el coeficiente de GINI, no muestra una baja significativa. Seguimos siendo el segundo país de la Región con mayores niveles de desigualdad.

El segundo elemento que como sociedad repercute en la movilidad social es el empleo. En República Dominicana, actualmente, el desempleo ampliado se encuentra en un 14.5% y el Subempleo en 16.3%. La Tasa Global de Participación (TGP), que según nos señala CREES es la cantidad de personas en edad de trabajar que están en el mercado laboral; esa Tasa Global está situada en 55.6%; lo que quiere decir, que de cada 100 personas en edad de trabajar, 44.4% no laboran.

El tercer elemento es el SALARIO. En la conferencia que dictó el Gobernador del Banco Central en ADOEXPO recientemente, nos dijo que el salario de hoy tiene como referencia al del 1991. El propio Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional en los estudios Cuando la prosperidad no es compartida y Cohesión y Empleo, respectivamente, desbrozaron el camino de situar la realidad salarial: el Salario Real en Dominicana había disminuido en un 27% en los últimos 11 años. En la Encuesta de Cultura Económica y Financiera de la República de 2014 del propio Banco Central, resalta que el 76.9% de los dominicanos que trabajan ganan menos de $19,449.00 y La Tesorería de la Seguridad Social estableció que el 81% gana menos de RD$25,000.00.

Si correlacionamos los costos de la canasta familiar por Quintiles y Nacional, con los salarios de las empresas y la Administración Pública, más la capacidad de compra; el panorama de la realidad alumbra de manera diferente. Para Agosto del 2015 los Quintiles eran así:

1.- Quintil 1 (20% más pobre) RD$12,756.54

2.- Quintil 2                                     18,230.09;

3.- Quintil 3                                     22,373.83;

4.- Quintil 4                                    29,180.68;

5.- Quintil 5                                     57,177.46..

 

El Quintil promedio nacional es de RD$27,968.32.

Las empresas grandes generan el 20% de los empleos. Las empresas medianas el 30% de los empleos; y las empresas pequeñas el restante 50%. El salario mínimo de las empresas medianas apenas puede cubrir un 70% de la canasta del Quintil 1, que representa el 20% más pobre de Dominicana; los que ganan el mínimo en las empresas pequeñas solo en su sobrevivencia letal, pueden acceder al 60% de la canasta del Quintil 1. El salario mínimo en la Administración Pública, que constituye una vergüenza, es de RD$5,117.00 pesos y solo pueden amagar a la canasta del Quintil 1, con un 45%. Un 22.5% de los que trabajan en la Administración Pública ganan el salario mínimo de ese sector y el 62% ganan menos de RD$15,000.00. En las grandes empresas, alrededor de un 40% ganan el salario mínimo ($12,873.00). En las empresas medianas, un 61% ganan el mínimo ($8,850.00). En las pequeñas, un 80% ($7,843.00). Los vigilantes ganan $10,552.00. Esto es con respecto a las empresas sectorizadas. Los otros sectores están peor situados económicamente.

Como vemos, desde la realidad económica, desde la perspectiva del ingreso, solo podríamos hablar del sector de clase media y alta, entre un rango que va de 19% – 23%. Adicionemos que el Informe “Movilidad económica” establece otros parámetros para categorizar a la Clase Media y Alta: aspectos sociodemográficos, sociolaborales y socioeducativos. Ello quiere decir que no basta el crecimiento económico per se. En la página 148-149, “El crecimiento de la clase media en América Latina y el Caribe, nos dice “…el crecimiento económico no es el único motor del aumento de la clase media: El gráfico 5.4 muestra que los países con tasas de crecimiento similares en ciertos momentos diferían significativamente en términos de crecimiento de la clase media. Por ejemplo, República Dominicana experimentó una tasa de crecimiento más alta que Ecuador entre 2000 y 2010, pero su clase media disminuyó mientras que la de Ecuador creció en más de 15 puntos porcentuales. Esta diferencia señala claramente que otros factores influyen en el crecimiento de la clase media”.

Esto tiene que ver necesariamente con la distribución del ingreso, con los niveles educativos y con el empleo formal, para en gran medida ascender en la escala de clase media. El umbral mínimo de $450.00 pesos o su equivalente en dólares de US$10.00 per capita por día, no sitúa en Dominicana a una persona en Clase Media, ni siquiera los que devengan $20,000.00, que es equivalente a $839.00 por día. En la página 148 el Informe nos dice el porcentaje de clase alta, media, vulnerable y pobre. Para el 2009, los sectores vulnerables representaban un 40%.

De 15 países seleccionados, para ilustrarnos en la relación: Clase Media versus crecimiento económico en América Latina 2000-2010, República Dominicana quedó en el penúltimo lugar (ver página 149 del Informe). La sin razón, tan poco profesional del funcionario es cuando vemos la página 152, que establece la descomposición del crecimiento de la Clase atribuible al aumento del ingreso versus políticas redistributivas en América Latina por país: 1995-2010. Damas y caballeros que nos leen, aquello es cuasi impercetibe, apenas un solo 2 %.

Con datos del 2009 el Informe nos resalta que los empleados de Clase Media que trabajaban en la Administración Pública en Dominicana representaban el 17.4%. Si vemos entonces la definición de Clase Media, desde la perspectiva sociológica que aborda la temática basada en el estatus ocupacional, no cabe la duda que el segmento social referido sigue siendo menor que los sectores pobres y vulnerable. Si hacemos una encuesta para saber la autopercepción de identidad social nos encontraremos con un panorama más gris, pues en lo concerniente a identidad, patrones de consumo, estatus y las creencias políticas, valores, no se consideran como tal.

Todo ello nos indica que en el marco de la estructura estratificada de la realidad económica-social, para que una persona u hogar pertenezca a la clase media, debería tener un ingreso mayor a $25,000.00 pesos; además de cualquier atributo y posibilidades de bienes y propiedades, como de reputación y de prestigio, estilo de vida, marcadores y símbolos de estatus, como vivienda, vehículos. En nuestra formación social existe un 19% de desempleados, de personas que tienen títulos universitarios, vale decir, poseen cualificaciones y habilidades que no demanda el merado laboral, lo cual nos refiere a la complejidad del análisis, elemento vital que configuraría en el estrato de la clase media, en otro país, con más pleno empleo. Esto se produce por lo que Erik Olin Wright llama situaciones contradictorias de clase.

Lo que nos dice el Informe es que la operacionalización de la categorización de clase media es que ella trasciende más allá del ingreso y en el campo de la realidad social, la estructura ocupacional, no logra alcanzar el optimismo del funcionario con su risa del engaño. Las desigualdades materiales y sociales en el tejido social niegan esa aseveración y permiten anotar, subrayar que se desvirtuó el Informe; al tiempo, como dice el sociólogo británico John Goldthorpe, la posición de clase media está determinada por dos factores: la situación en el mercado y la laboral, que es su nivel salarial, su seguridad en el empleo y su perspectiva de progreso. Finalmente ese Informe lo que establece es que el 38% es pobre, el 40% vulnerable, apenas un 19% es clase media y el restante es clase alta.

Vuelta al realismo, como lo tipifican tanto Rosemary Crompton en su libro “Clase y Estratificación” como Tyler Cowen en su libro “Se acabó la Clase Media”, de lo que se trata es como fraguar un nuevo contrato social que posibilite con más fuerza y emergencia a la clase media y ello implica, mejor distribución del ingreso, mejor eficiencia y eficacia en el gasto público. Es lo que dice el Informe a lo largo de sus 192 páginas y que Temístocles Montás quiso sorprender, en su estrategia de campaña, revestida de mentira.