Como empresarios, existen muchos problemas dentro de las pequeñas y medianas empresas que queremos resolver, sin embargo, debemos reconocer que no todos los problemas tienen solución, son parte de una evolución constante, un proceso de crecimiento que se va viendo en cada etapa de nuevos desafíos.
En mi experiencia he aprendido que el primer paso está en aceptar el estado actual de tu compañía, y luego desde esa realidad instaurar procesos y estructuras, que en un inicio no serán perfectas pero que poco a poco lograrán formarse.
Debemos comenzar desde los cimientos, que es la formación de los líderes. Es indispensable que el líder, si quiere tener resultados, tome la decisión de formarse, no hablo sólo de educación formal, universitaria, me refiero a asumir el compromiso de aprender y crecer en el área que le haya tocado emprender de manera independiente.
El siguiente paso es dejarse ayudar; no conseguimos nada cuando creernos que todo lo vamos a resolver por nuestra propia cuenta, eso solo alimenta el ego y la vanidad profesional. Esto no nos sirve de nada. En el momento de iniciar un proyecto debemos rodearnos de gente capaz y disponible a seguir este camino con nosotros.
Una vez tengamos en el equipo la gente apropiada, y fijemos con ellos la dirección del proyecto, podemos iniciar el proceso de engranaje, que tomará un tiempo en arrancar, pero que poco a poco dará sus primeros frutos.
No maltrates a tu equipo queriendo que las cosas se hagan bajos tus estándares todo el tiempo, deja a tu equipo crecer bajo una dirección sana. Debemos aprender a “soltar”. Con soltar me refiero a dejar que la compañía tome vida propia, no controlar cada detalle, cada atención, cada aliento. A parte de tener grandes ambiciones profesionales, los emprendedores debemos pensar en el bienestar personal, debemos trabajar en crear una vida más sana, evitar esos hábitos que nos llevarán a un vida desgastante y angustiosa.
Esto no se trata solamente de ser exitosos, sino también de ser sanos. Una vez te des el permiso de cometer errores, comenzará un camino de fortalecimiento que te ayudará a levantar una estructura duradera y confiable, ya no te enojarás por un detalle sino que juzgarás a tu empresa como un todo, no por las partes.
Siendo honesta, en las últimas semanas, he pasado momentos difíciles en mi propio proyecto de emprendimiento, como a muchos, esto me ha propiciado un aprendizaje inmenso, que he logrado interiorizando mis fortalezas y debilidades. Querer aplicar las cosas como las pensamos es casi imposible, planificar sin tomar en cuenta la realidad, es una ilusión ingenua que si la dejamos crecer nos golpeará en la cara.
En conclusión, hay que estar abiertos al aprendizaje. No quieras tener el entrenamiento perfecto, el servicio perfecto, la comida perfecta y la gente perfecta; eso jamás pasará.
Debemos ser flexibles y estar listos para lo que la vida empresarial nos quiere enseñar. ¡Mantén los oídos y los ojos bien abiertos!