Otra vez Francisco (humano de este mundo que cada vez que habla me cae mejor) ha vuelto a enfrentar la caverna medieval: "Si una persona es gay, busca al Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarla? El Catecismo dice que no se debe marginar a esas personas". Si sigue en esa línea humana de este mundo, no dudo que se produzca un cisma en esta isla, donde las soberanías sexuales han formado todo un arcoiris de derechos y un homosexual, a pesar de las rabiosas voces del alto clero, será embajador de los Estados Unidos.