El Talento es el ejercicio inteligente de nuestro conocimiento, actitudes, experiencia y comportamiento. El talento no deviene automáticamente por la inteligencia cognitiva en sí misma, per se; si no, en gran medida, de la capacidad de valorar en la praxis esa dimensión de la naturaleza humana. ¡La puesta en escena del radio conceptual, categorial que domina!
Esto quiere decir que, se puede tener una vastedad de conocimientos, sin tener talento. El talento trasciende el conocimiento y al mismo tiempo lo contiene. Es la relación dialéctica entre conocimiento y tu radio de acción, a través de tus decisiones. Por eso, el talento, va unido inexorablemente a la inteligencia, que es al decir de Enrique Rojas “Es la capacidad para relacionar y mezclar todas nuestras capacidades. Es decir, tener la facultad de mezclar la percepción, la memoria, el pensamiento, la imaginación, la afectividad y la voluntad”.
El talento, como cuerpo de conocimiento, es al mismo tiempo, arte, por la mezcla al interactuar con el entorno y tomar acciones que dibujen otros escenarios, otras realidades, vía su transformación, en función del contexto. Hay, si se quiere, en esa búsqueda inagotable del ser humano por comprender y transformar, para satisfacer sus necesidades materiales y espirituales, una noología, que se expresa en la amplia diversidad de la inteligencia, en una especie de energía tríadica, que trae consigo distintos tipos de inteligencia: teórica, practica, social, emocional, creativa, discursiva.
¡Podemos tener una amplia inteligencia teórica; sin embargo, ser un fracaso con las inteligencias: emocional, social, practicas. Seres humanos intelectualmente, muy por encima del promedio que no pueden lograr sus máximas aspiraciones, porque en el tronco de su personalidad habitan: la arrogancia, la prepotencia, la vanidad. No se puede ser líder sin tener la capacidad de interactuar con otros, de generar la capacidad de influencia en los demás, prerrequisito sine qua non del liderazgo. El liderazgo se logra merced a la confianza, que es la institución invisible que envuelve todo el ciclo vital de la empatía. Por eso al líder se le exige inteligencia porque a través de ella coadyuva a evaluar la realidad de manera ponderada más cierta y objetiva. La inteligencia “es la catedral conceptual de la razón!
Sin embargo, el ser humano es más que razón, es sentimiento, es emoción, es pasión. ¿Cómo encontrar el equilibrio que haga posible la fluidez del orden, de la constancia, de la voluntad, de la motivación, que conecte con lo que deseo y con las necesidades de mis seguidores? Bucear y perforar en las honduras para encontrar la respuesta, es el parámetro de la raíz que debemos auscultar. El líder hoy, no solo es el que conduce y abre el camino de las necesidades y deseos de sus seguidores; de las expectativas, del grupo que quiere guiar, conducir. El líder es el que expresa con el conjunto, la misión y despierta con la visión las alas de las ventanas dispersas. El liderazgo para Stephen Robbins y Timothy Judge “Es la habilidad para influir en un grupo y dirigirlo hacia el logro de un objetivo o un conjunto de metas”.
No es lo mismo liderazgo y poder. Se puede tener liderazgo y no tener poder. Se puede tener poder y no tener liderazgo, que es lo que ocurre en gran medida en la sociedad dominicana. Hoy, no solo en nuestra sociedad si no en gran parte del mundo, hay una crisis de liderazgo. Tenemos 5 tipos de poder: Legítimo, de Experto, de Referencia, de Recompensa y Coercitivo. Solo se logra un verdadero liderazgo cuando nos reconocen el poder de Experto y el de Referencia. El de Experto va asociado al conocimiento que visibilizan tus seguidores. El de Referencia, es el respeto, la admiración frente a las acciones, decisiones que despliega con el mayor grado de legitimidad. Esta imbricado con la integridad. La integridad es la armonía entre el pensar, el decir y el hacer. Por eso, el líder tiene que ser coherente, entre lo que dice y lo que hace; tiene que tener un balance entre el corazón y la cabeza; relaciona dialécticamente el entusiasmo con su entorno. Su energía es siempre esperanzadora, contagiando a sus seguidores con sus vibraciones, de un nuevo escenario de la historia. Logra articular sabiamente: la Empatía con la Resiliencia, produciendo la seguridad y la certeza en un mundo en permanente cambio.
En su visión, es elocuente en expresar sus creencias, sin orillarse en el campo de los intereses que reflejaran, entonces, la debilidad de su carácter; en consecuencia, todo líder en el laberinto de su liderazgo sirve como un agente referencial positivo, lo que trae consigo que se convierta en un verdadero modelo de identidad. Se es líder en la Sociedad del Conocimiento, cuando con nuestras acciones y decisiones, nos dibujamos en la credibilidad, haciendo posible coadyuvar a la transformación de los seguidores en ser mejores. El liderazgo auténtico otea en praxis aquella frase lapidaria “Lo que tú dices no me deja ver lo que tú haces” o, “Uno es lo que hace no lo que dice”. Un liderazgo auténtico dimana y sinergiza una verdadera cibernética social.
Hoy, se puede ser Papa, Presidente y eso no deviene necesariamente en prestigio, reputación, referente, de manera inexcusable. Podrás, a lo sumo, tener fama, ser famoso, tener dinero y poder. Sin embargo, sin esa influencia positiva que da la integridad, el tiempo los convierte en un edificio de arena a la orilla del mar con las olas muy fuertes.
¡Necesitamos líderes que desafíen el statu quo, que tengan un compromiso con el futuro a través de la creación de visiones que motiven a sus potenciales seguidores, hacia un proyecto donde el imperio de la Ley prevalezca en la vida cotidiana y donde la corrupción no sea un cáncer que nos drena como sociedad!