El Talento Humano es todo el caudal de competencia de que es capaz un ser humano. Es la expresión máxima de la creatividad e innovación de la persona para desarrollar un producto, un servicio, un invento, un aporte. Porque el Talento Humano significa el “patrimonio invaluable que una organización puede reunir para alcanzar la competitividad y el éxito”.
El Capital Humano es el lugar donde se inician todas las ideas, la fuente de las innovaciones. El dinero habla pero no piensa, la máquina, la tecnología trabajan pero no crean. No pueden pensar y crear. Por ello, tener personas no significa tener Talento Humano. Talento son las personas dotadas de competencias que aglutinan dialécticamente las cuatro condiciones para poder operar con eficiencia y efectividad: a) Conocimiento (saber); b) Habilidad (saber hacer); c) Juicio; d) Actitud.
El Talento Humano es lo que aporta a una organización la ventaja competitiva. El Capital Natural puede darnos cierta ventaja comparativa, empero, no es sostenible en el tiempo en la sociedad del conocimiento. El Capital Humano se convierte, por así decirlo, en el eje transversal de los distintos capitales: Capital Físico; Capital Comercial; Capital Industrial; Capital Económico; Capital Social. Es el ente no solo aglutinador sino en la fuente protagónica que hace posible la riqueza de todos los demás; el que le agrega valor y reditúa a todos los demás como un círculo virtuoso. Nada sucede de manera valiosa si no hay un ser humano dotado de conocimientos, de experiencias, de habilidades y comportamiento. Imitamos la tecnología, los procesos pero no el Talento Humano.
El Talento Humano, en tanto que energía humana, es la que aporta el carácter distintivo, la especificidad, la individualidad de una organización. Una organización es al final de cuentas, lo que son sus gentes. El Talento Humano es la palanca primordial, porque sencillamente, no puede haber empresa, organización, sin personas y más aun, sin Talento Humano. El Capital Humano, en tanto que suma de conocimientos, de educación, de capacitación, de habilidades y pericia.
En los resultados de la Encuesta Nacional de Hogares de propósitos Múltiples (Enhogar-2015) nos hace una radiografía del número de profesionales que se han graduado en las universidades: 1,597,525. Actualmente, el 62.8% de la matrícula universitaria son mujeres. 37.2% son hombres. Esto significa que alrededor de un 10 – 12% de las personas en la sociedad dominicana son profesionales universitarios. Las carreras que más egresados han tenido son: Contabilidad con un 12.7%. Educación, 12.5%. Administración, 10.2% Derecho, 10.2%. Conviene destacar que al día de hoy, hay una matrícula universitaria de 580,981.
Es importante observar que, el desempleo ampliado es de 14%; sin embargo, en el segmento de profesionales con títulos universitarios esta variable alcanza un 19%. Al tiempo que destacamos que cuasi es inexistente en la Tasa de Victimización, los delincuentes atrapados en robos, atracos, asaltos, riñas en personas universitarias. La Tasa de delitos en los profesionales, se encuentran en las categorías: Delito de Cuello Blanco y en la Delincuencia Política.
Otra singularidad a tomar en cuenta es el porcentaje tan pequeño de personas estudiando ingeniería: 7.7. Informática apenas un 5.8. ¿Qué explicación podemos vislumbrar a la luz de la Sociología Organizacional? Lo primero es que no se está cumpliendo la Ley de Estrategia Nacional de Desarrollo (1-12) con respecto a la necesidad de preparar, construir profesionales, Capital Humano, para crear una sociedad más inclusiva, que propicie una sociedad que se conecte con la sociedad del conocimiento y de la Era de La Tecnología de la Comunicación y la Información. Seguimos formando Talento en carreras tradicionales, lo que implica una actitud meramente reactiva.
Estamos respondiendo a la sociedad del Siglo XX y no a la sociedad del Siglo XXI. Esto quiere decir que no estamos preparando Capital Humano ni para el Mercado y mucho menos para la Sociedad. La elite que ha dirigido el Estado en los últimos 20 años no ha configurado una visión, un compromiso con el futuro del perfil o los perfiles profesionales de cara a los próximos 30-50 años. No han empujado proactivamente al tipo de profesional con las competencias necesarias para los próximos años. De ahí que más del 53% de los egresados universitarios se encuentran laborando en unas funciones que no fueron las que estudiaron.
Por otro lado, hay menos desempleo en personas que no terminaron la primaria y la educación media que los profesionales universitarios. De nuevo, que explica éste desbalance ¿qué lectura nos daría la Sociología Organizacional? Que los empleos que se crean, la mayoría son de categorías precarias, que no agregan mucho valor. El 57% de los empleos corresponden a la economía informal. La Micro y Pequeña Empresas, generan el 50% de los empleos. La Mediana Empresa genera el 30% y las grandes empresas apenas un 20% de los empleos. El salario mínimo promedio es de $7,500.00 pesos. El salario mínimo en la Administración Pública es de RD$5,117.00. Tenemos que convenir que hay algo que no funciona ni en el Mercado ni en la sociedad.
El promedio de la Canasta Básica Nacional está al día de hoy en RD$28,291.82. El Quintil 1: $13,108.32. Quintil 2: $18,630.74. Quintil 3: $27, 757.73. Quintil 4: $29,521.83. Quintil 5: 57,240.72. En los países de Europa, el salario representa entre el 70 -85% de sus ingresos y a través del cual logran satisfacer sus necesidades; lo mismo sucede en los Estados Unidos. En la República Dominicana los salarios representan un 35– 47% de sus ingresos y solo un 10% tributan el Impuesto sobre la Renta, ya que solo un 10% gana por encima de RD$33,000.00 pesos mensuales.
Hay problemas en la sociedad dominicana que son fundamentales y que deberíamos buscarle soluciones en una estrategia Ganar – Ganar, en una búsqueda sostenible de colaboración, pues a mediano plazo, de no ser así, todos perderemos. Las elecciones y la campaña electoral hubiesen sido una exquisita oportunidad para debatir acerca del modelo económico; de la desigualdad social; de la fiscalidad; de la Reforma Laboral; de la productividad; del Mercado Laboral y los talentos de cara al futuro; de los salarios y su composición; de los servicios públicos con calidad y de cómo devolver la confianza a las instituciones que en los últimos 4 años se han degradado aún más.
Creo que las elecciones lejos de acercar a los actores políticos y a la elite empresarial lo que han marcado es el profundo déficit de confianza y como nos dice Zygmunt Bauman, en su libro La Ceguera Moral “Un déficit de confianza conduce inevitablemente a un debilitamiento de la comunicación; al evitarse la comunicación y en ausencia de intereses por renovarla, la “extrañeza” de los extraños está condenada a hacerse más profunda y a adquirir tonos aún más oscuros y siniestros, que a la vez los descalifica aún más radicalmente como interlocutores potenciales en un diálogo y en la negociación de un modo de coexistencia mutuamente seguro y agradable”. Esa es la democracia y en gran medida, la batalla de las elecciones en la búsqueda de resultados mejores.