“ChuangTzu soñó que era una mariposa, y al despertar no sabía si era un hombre que había soñado ser una mariposa, o una mariposa que soñaba ser un hombre”
Soñamos.
Dicen, los que saben, que soñamos cada vez que dormimos, solo que a veces no lo recordamos. Yo digo que sueño cuando lo recuerdo. Algo tan íntimo que se ha ido de la memoria,prefiero considerarlo no existente.
Hay sueños traviesos,que se escapan de las sábanas y se mezclan con la realidad.Sueñas que te llaman y cuando abres los ojos, hay alguien pronunciandotu nombre, tratando de despertarte. Una noche soñé con temblores de tierra y al despertar mi hijo estaba debajo de la cama jugando a las escondidas. Me maravilla la velocidad con que actúa nuestro cerebroen ese estado de inconsciencia, tejiendo con nudos la ficción y lo que nos rodea.
Mis sueños favoritos sonesos en los que tengo mucha fuerza. Puedo mover puentes o enormes troncos de árboles para salvar a alguien en apuros, también,algunas noches, sobre todo en sueños,puedo volar. Funciona de la siguiente manera: das un salto, lo más alto que puedas y de repente, sin otro esfuerzo flotasen el espacio, por encima de las casas y los parques de la ciudad.
En algunos sueños he encontrado difuntos conocidos y hemos conversado largamente. Me alegra tanto verles y compartir junto a ellos, aunque lleguen de visita a ese espacio supuestamente irreal.
Aunque me encantan los sueños, sientohaberme salvadode situaciones muy peligrosas al despertar de complicadas pesadillas.En algunas, las más típicas, tienes que correr para librar situaciones de peligro, pero no puedes porque los pies han adquirido un sobrepeso irreal.
Hay otras, en las que crees haber despertado, pero descubres que estás aun dentro del mismo sueño y tienes que despertar sucesivamente hasta abrir los ojos en la realidad. ¡Que alivio!, piensas… Sin embargo, muchas veces he deseado estar soñando, tantas veces he querido despertar frescamente de algunas situaciones de la vida.
Estas situaciones negativas o estresantes, irónicamente no me permiten dormir, no salen de mi cabeza hasta ser solucionadas. En esos momentos de angustia, durante las noches oscuras, bajo las sábanas, te adviertes mirando fijamente el techo de tu habitación. No puedes asegurar si te has dormido o si estas despierta. Tal vez has repetido el espacio fielmente, en un sueño.