Al iniciar un nuevo año, son muchas las metas, propósitos, sueños y anhelos que se condensan en el alma, y casi siempre, mucha gente elabora una gran lista de todo lo que quiere para el año nuevo; y hoy día, las redes sociales nos ayudan mucho, pues nos brindan formas, estrategias y métodos de como planificarnos para lograr lo que queremos; sin embargo, no toda la gente sigue con el mismo entusiasmo lo plasmado en esa lista, y pasado el segundo mes del mismo año, ya se va perdiendo la motivación.
Al parecer, la rutina nos come, las ilusiones se apagan, la carrera de la vida nos deja sin espacio para hacernos responsables de una vida ordenada, vivida con propósitos que se gestan paso a paso, los cuales nos ayudan a llevar conscientemente la propia vida. No obstante a esto, queremos seguir creyendo que es posible vivir con ojos abiertos, con corazón palpitante y con el alma en presente, y es por eso que compartimos los más profundos sueños para este año que da inicio a una nueva década.
Los sueños que me habitan
Sueño: como expresión de planear, esperar, buscar, desear, una ambición, un anhelo, una ilusión, una utopía, todos estos son elementos relacionados a soñar, es la imaginación o visión que nos hacemos sobre lo que esperamos. En ese sentido, comparto los sueños que me habitan, y a la vez, la espera motivada de lo que quisiera que sea.
Sueño que en este año, tendremos un país lleno de personas conscientes, responsables, humanizadas y sensibilizadas, que manifiestan el cuidado y el amor fraterno mutuamente de forma constante. Sueño, que como pueblo, tendremos mayores y mejores niveles de educación formal y espontánea, de esa que hace uso de los buenos modales, esos que nos han enseñado padres, madres y maestros.
Sueño con una ciudad ordenada, iluminada, protegida, higienizada y bien cuidada, con pueblos y campos dignos de vivir, tal como lo merecemos todos y todas, y tal como requiere los impuestos que pagamos. Deseo ver seres humanos que responden a la condición de persona, donde la dignidad no es privilegio, sino estado de vida, anhelo un país donde los niños y las niñas vivan protegidos, con las necesidades básicas cubiertas, donde el mundo no se les convierta en un conflicto constante, más bien conozcan la paz y el amor.
Los sueños que me habitan son compartidos
Tengo la ilusión de ver espacios donde los hombres y las mujeres convivan armoniosamente, donde el respeto, la valoración, la fraternidad y la compasión sean valores que nos muevan en el diario vivir. Veo en mis sueños y eso espero, una sociedad donde los hombres respeten, cuiden y apoyen a las mujeres, que en ellas vean a sus madres, hermanas, hijas, abuelas, tías, amigas, compañeras, y por tanto las cuiden y las protegen. Y en ese mismo sueño, veo a las mujeres que respetan, cuidan, apoyan, acompañan a los hombres, y en ellos ven a sus padres, abuelos, hermanos, tíos, hijos, amigos, compañeros, y por tanto, los cuidan, apoyan y acompañan.
Por tanto, sueño con personas humanizadas, sanas emocionalmente, físicamente y espiritualmente. Un país con personas sanas integralmente, que viven de forma justa, que son valorados y respetadas, sueño con un país feliz.
Estos sueños encuentran otros que se unen a los que muchas más personas desean al inicio de un ciclo, tales como: salud integral a nivel personal, familiar, social, vida plena, buenas finanzas y buenos amores manifestados en el amor fraterno, filiar, en el amor eros, y en el amor ágape. Si todos estos sueños encuentran donde echar raíces, entonces, mi sueño de un país feliz, será una realidad.
Sueño vivir mejor
Siempre existe la posibilidad de hacer mejor las cosas, podemos cambiar los record, las estadísticas, las noticias, las maneras de cómo se cerró el año 2019. Podemos hacer cosas nuevas, como persona, y como sociedad.
Empezar a hacer uso de palabras centradas en la verdad, de promesas que se pueden concretizar, podemos abrir la posibilidad justa de querer dejar a nuestras generaciones un mundo mejor.
Todos y todas estamos llamados a descubrir las posibles formas de hacer realidad un país feliz.