Hasta hace poco, apenas conocía el término carnavalero. Sabía, por sentido común, que se trataba de gente que trabajaba y montaba las comparsas en cada carnaval del país, no más de ahí y probablemente, peco de ignorante en mi afán por ser sincera.

Hace un par de meses me tocó asumir la producción de la serie Somos Carnaval, que el gobierno a través de la DICOM, ha realizado desde el año pasado como una forma de reconocer y resaltar la labor de quienes se empeñan en mantener viva esta tradición nuestra.

Una manera desde la Presidencia de la República de aportar a la cultura y dejar un material audiovisual que bien podría mostrarse con muchísimo orgullo en las escuelas, para enseñar a nuestros hijos y ser exhibido en todo el mundo.

Nos ha tocado recorrer el país y en ese recorrido he conocido gente maravillosa. Puedo decir que ahora la palabra carnavalero ha tomado otro sentido para mí, y uno muy especial; porque hace mucho tiempo que no me topaba con almas tan entusiastas y positivas, con esa buena vibra que se contagia y tan dispuestos a hacer las cosas bien. Como si sintieran un compromiso con la patria, que lo asumen y lo llevan a cabo a cambio de nada más que satisfacción y el gusto de perpetuar un legado. Gente desprendida, amorosa y desinteresada.

Con Somos Carnaval he descubierto que a mucha gente todavía le duele la cultura de los pueblos, sus tradiciones, su herencia y sus raíces. A pesar de tantos avances, de una constante transculturización en muchísimos aspectos de la cotidianidad, existe gente que se afana en que nuestras costumbres se repliquen y que su pasión encuentre relevo.

Saludo desde mi comparsa a todos esos carnavaleros que entregan el alma en cada desfile, que viven nuestra cultura y que en un acto de amor regalan sus conocimientos y su sabiduría con la única intención de que una tradición tan hermosa y tan alegre, como el carnaval dominicano, se mantenga viva por los siglos de los siglos.

Aplaudo la iniciativa del gobierno de respaldar estas nobles intenciones, de aportar al arte y la cultura, de reconocer a carnavaleros y gestores culturales y de que el interés de difundir el encanto de nuestros carnavales encuentre el apoyo para ser expresado a sus anchas.

Una suerte que el carnaval en estos tiempos se extienda hasta marzo y nos quede mucha fiesta por celebrar.