Se puede afirmar que el mercado electoral básico del país todavía está dividido en dos segmentos principales: uno que ha votado durante años por el PLD y otro que lo ha hecho por la oposición en sus diferentes expresiones políticas organizadas.

El campo de la oposición política es hoy mayor en intención de voto que el pro peledeista – según recientes encuestas -. La franja peledeista se ha dividido en dos partes casi iguales, mientras la oposición sigue intacta.

Ese detalle es clave, porque indica que en el caso dominicano no se puede hablar ligero sobre que tenemos un sistema de tres fuerzas políticas, como si fuesen parecidas entre si, situación que sin dudas conduciría a una segunda vuelta. No, en verdad, y en lo básico, el mercado electoral sigue dividido en dos grandes campos y es uno de ellos, el peledeista, el que se ha fraccionado, mientras que la oposición crece y se fortalece.

La franja anticontinuista, encabezada por Luis Abinader, es hoy hegemónica en términos de simpatías electorales y su inspiración política primaria la llevara a optimizar la oportunidad y procurar el 50% en primera vuelta (a eso apuestan con igual pasión los perremeistas y los antidanilistas que no son del PRM).

Los 16 años corridos en el poder del PLD, que han sido también 16 años de privilegios e impunidades, sirvieron para radicalizar la oposición al PLD y para disparar la tasa de rechazo a sus líderes, razón por la cual ni Gonzalo, ni Leonel, tienen posibilidades de crecer significativamente fuera de sus límites naturales: el peledeismo y sus clientelas. Entre ellos dos se repartirán ese cerca del 40 % más o menos leales a sus líderes y patrones.

En cambio, como Luis Abinader tiene una bajísima tasa de rechazo y está hoy a tan solo 5 o 6 puntos de distancia del 50%, en contraste con Gonzalo Castillo que dista 24 puntos y Leonel Fernández 26 %, parece lógico que, cual bola de nieve, el candidato del PRM termine asimilando más votos de los que necesita en la intensa jornada que le espera de aquí a mayo 2020.

En síntesis, la composición estructural del mercado electoral dominicano impide a Leonel Fernández, o a Gonzalo Castillo, dar un salto de pértiga desde el 25% para volar el muro del 50%. A Gonzalo lo ataja Leonel y a Leonel lo bloquea Gonzalo.

Además, Gonzalo carece de bujía propia y su mentor, Danilo Medina, muestra ya el síndrome del jefe que se va sin esperanza de retorno.

Conscientes de que la victoria de Luis Abinader pinta irreversible hay cada día mas electores decididos a resolver en mayo el destino de las elecciones presidenciales. Es decir, la solución será Luis en la primera vuelta.