Crecí entre libros, periódicos, cartas y letras. Mis recuerdos de niñez siempre se remiten a una vieja máquina de escribir Olivetti, el sonido romántico de sus teclas, el olor a tinta y la imagen encorvada de mi papá sentado escribiendo con los pies descalzos cruzados sobre los zapatos debajo de la mesa gris de metal; de esas mesas de antes que por los lados se levantaban piezas para poner los papeles y utensilios. Cuncuna, una chihuahua que nos acompañó en casa por más de 20 años, siempre a sus pies acompañando a mi papá todos los días, fiel como son los perros.
Me recuerdo haciendo un extraño souvenir con agua y frasquitos de corrector rosado, simulando rosas. Leyendo periódicos de toda América Latina que llegaban a casa vía correo de la mano de Dominga, la cartera. La hoz y el martillo fueron siempre símbolos de mi cotidianidad. Y entre todo ese entorno conocí desde pequeña la envergadura del proceso de escribir un libro. Como un parto de un hijo anhelado y amado.
He sido testigo en mi primera fila de la historia de mi papá y todos sus títulos publicados y el empeño incansable de mi mamá para lograr vender aquellos libros y permitirnos vivir modestamente de ellos. Un maravilloso trabajo en equipo que se da entre esos dos que ya llevan más de la mitad de un siglo juntos.
Conozco muy bien el trabajo que significa escribir un libro y el esfuerzo humano y económico que requiere publicarlo. Y es justamente por eso que jamás me imaginé escribiendo un libro y mucho menos celebrando su publicación. De hecho, hace tres años o un poco más, mi sobrino Jorge me preguntó cuándo iba a publicar mi primer libro y hasta me reí en su cara porque aquello me pareció demasiado.
Escribir un libro me pareció siempre cosa de gente muy grande, quizás porque pensaba siempre en mi papá y la grandeza de su existencia. Además, no imaginé jamás tener un tema para escribir tantas páginas.
Sin embargo, he sido tan dichosa y el destino se ha encargado siempre de demostrármelo, que la vida misma es quien me ha regalado los temas para escribir. Hoy celebro junto a ustedes, mis lectores, la felicidad de un sueño hecho realidad. Mi primer libro ya es una parte de mí y de todos mis seres queridos que junto a mí, mis hijos y toda mi familia han celebrado este logro como propio de ellos.
Soltera en tiempos modernos, es el titulo de mi primera publicación, y la que espero que sea el inicio de una larga carrera que me permita seguir haciendo lo que me hace tan feliz. Con esta primera obra y con todo el proceso que implicó su publicación, siento que he encontrado un propósito hermoso de vida.
Me estreno con un tema que ha sido muy mío, de mi vida y de la cotidianidad. Un relato llano de muchas situaciones en las que sé que muchos se verán reflejados y se van a sentir identificados en una realidad de la sociedad de siempre. Soltera en tiempos modernos anda lejos de las quejas, de los ataques, mucho menos de la amargura, yo lo he bautizado como un llamado a ser feliz y así espero que lo acojan. Una obra llena de amor pero escrita con mucho respeto hacia quienes me dispensan el favor de leerme.
Soltera en tiempos modernos es un sueño hecho realidad que ha sido posible gracias a gente maravillosa que ha logrado que este proceso sea para mí un viaje encantador. La asesoría de primera mano de Orlando Inoa y toda la gente de la Editora Letra Gráfica que dieron un toque de profesionalismo enorme a mi libro y me han hecho sentir grande. La artista Kilia Llano, quien tradujo a la perfección justamente lo que expresa cada capítulo; ni siquiera yo misma hubiese sido capaz de expresarlo como lo ha hecho ella. Ramón Colombo, me ha honrado con un prólogo que me hace sentir privilegiada por el cariño que imprime en sus letras hacia mí, La Píccola Bolina, y de paso dulcemente me compromete. Y por supuesto, Fausto Rosario y la familia de Acento, porque aquí fue donde todo empezó, con la oportunidad de compartir mis escritos aquí, en mi casa de siempre. Gente muy mía y que me concede la dicha de estar siempre cerca.
El libro ya está en Amazon y pronto estará en las principales librerías del país. La puesta en circulación será un momento mágico para vernos, abrazarnos y quién sabe si la vida me conceda otra vez la oportunidad hermosa de regalarme más temas para que sigan fluyendo las letras desde mi corazón.