El Consejo para el Desarrollo Estratégico de Santiago (CDES) en 2006, le propuso al Alcalde José Enrique Sued, un resolutivo abordaje que luego fue consensuado y aprobado de forma unánime por los 30 Regidores de entonces. Se necesitaba aprobar como al efecto se hizo, un mandato para regular los Parques, Plazas, Plazoletas y Áreas Verdes. Fue aprobada de consenso la Ordenanza 2764-06. La misma se fundamenta en un estudio de todas las ordenanzas aprobadas en el Ayuntamiento desde el 1962 hasta inicios del siglo XXI. Para la ocasión desde hacía medio siglo, más del 80% de las resoluciones y ordenanzas del municipio Santiago, se enfocaban en aspectos de solidaridad y asistencialismo, muy pocas abordaban las indelegables y sustantivas competencias del gobierno local.

El éxito nos condujo a plantear al Concejo de Regidores una propuesta de Agenda Legislativa que avanzó mucho. Incluso editamos un compendio de ellas. En la actual gestión de Abel Martínez, expresidente de la Cámara de Diputados, acompañado de un equipo de técnicos de amplia experiencia congresual,  se evidencian progresos en materia legislativa. Sin embargo, los 41 regidores deben pactar una nueva agenda legislativa coherente con el nuevo Plan Estratégico de Santiago al año 2030 que vamos a formular entre todos, y el reciente Plan Municipal de Ordenamiento Territorial. 

Entiéndase que desde el 1495, año de fundación de Santiago hasta el siglo XXI, no existía una normativa que legislara los Parques, Espacios y Áreas Verdes.  La institucionalidad municipal de Santiago se creó en 1508, cuando la Corona Española otorgó poderes y escudos a las 16 villas de La Española. Esta ciudad recibió un escudo con cinco (5) veneras blancas y en ella siete (7) veneras coloradas. De 1508 al 2006, pasaron 498 años para que se aprobara una normativa de parques, espacios públicos y áreas verdes. 

El origen del concepto “parque público” se puede rastrear hasta la Inglaterra del siglo XVIII. Desde los jardines de Babilonia hasta el parque de la Alameda Central en Ciudad México, en 1593, se registran mandatos concretos muy beneficiosos para la aristocracia de ese momento histórico, pero excluyentes del total de la población.         

La Organización Mundial de la Salud sugiere que todo sistema verde debe ser accesible a 15 minutos a pie desde las viviendas. Los parques junto con otras áreas verdes, tienen que ser suficientes para permitir actividades de animación sociocultural, esparcimiento y ejercicio físico. Proporcionar servicios como purificación del aire, sombra, fresco, zonas de vida y biodiversidad.  Las áreas verdes urbanas incluyen territorios públicos (de libre acceso) y privados (acceso restringido). Pudiendo dividirse en i) corredores verdes: avenidas y calles; ii) espacios como parques, jardines, plazas con jardines, centros deportivos verdes y cementerios verdes; iii) Espacios privados en jardines y azoteas verdes de residencias y edificios; iv) viveros forestales, huertos, espacios agrícolas y terrenos baldíos; y v) cinturones verdes de riberas hidrográficas que borden ciudades y zonas urbanas. En la ciudad de Santiago existen 8 subcuencas.

Muy pocos conocen que previo a cualquier obra de parques, se articula el conjunto de normas sobre espacios públicos y verdes que garanticen la sostenibilidad del sistema verde. Un abordaje que oferte acceso incluyente a las poblaciones excluidas, que eleve la permeabilidad del suelo urbano y facilite masivas actividades de animación sociocultural. El siglo XXI es el momento de adaptación al cambio climático. Sabemos que en Santiago existe una pérdida de la permeabilidad del suelo de 50%. Se ha sustituido el ecosistema natural por el ecosistema artificial del block, varilla y cemento. El paisaje natural se transforma en un paisaje urbano que dejó de ser objeto de análisis de la geografía, la ecología y la botánica para convertirse en eje de intervención de la ingeniería civil y la arquitectura grises.

Hoy, Santiago se encuentra en un “boom” de crecimiento de los espacios verdes. Los actores estratégicos tienen que reconocer la complejidad del conjunto de parques y espacios públicos de hoy. Hay que aportar garantías institucionales para que la construcción protección y sostenibilidad de parques, plazas, plazoletas y zonas verdes, sea coherente con la mejoría de la calidad de vida, eficacia ecológica, equidad socioterritorial y racionalidad económica de las inversiones inmobiliarias y del desarrollo industrial. La Corporación Zona Franca my pronto hará varios aportes concretos al respecto.

El Artículo 3 de la Ordenanza 2764-06 estableció las funciones de una buena gestión de los parques. Entre estas, impuso la rectoría pública y mitigación del impacto ambiental. La mejora de la calidad de agua, aire y el embellecimiento del paisaje urbano. Facilita proyectar la imagen verde de la ciudad. Fomenta la educación ambiental; contribuye al mejoramiento de la salud pública; anima la movilización ciudadanía y la democracia; aumenta la plusvalía de terrenos; abre a espacios recreativos al aire libre; diversifica la oferta turística; y fija estrictos parámetros de provisión.

Hoy debemos ir más allá de esta ordenanza y aprobar una más integral que institucionalice el Sistema Verde de Santiago, que armonice los proyectos consensuados en el PES 2020: Parque Central, dotado de gestión eficiente y rentabilidad. La rehabilitación urbana ambiental del rio Yaque del norte iniciativa auspiciada por el BID y la Fundación Rockefeller. También se impone la sostenibilidad al nuevo Jardín Botánico y diseñar nuevos parques urbanos en barrios de bajo acceso. Especialmente hacia el suroeste de la ciudad, utilizando la sede de la UASD, el Complejo Deportivo de La Barranquita, el Centro Equino de Paso Fino y la Universidad Instituto Superior de Agricultura (ISA). Asimismo los Anillos Ecológicos de los ríos; y finalmente los parques del Centro Histórico. 

Los 41 Regidores de Santiago en el contexto del Plan Municipal de Ordenamiento Territorial (POT) y el nuevo PES 2030, debieran asumir la solemne misión de crear esta nueva Normativa del Sistema Verde de Santiago. Asegurar sostenibilidad ambiental en espacios públicos y conciliar las tres E del sistema verde: Eficacia Ecológica, ii) Equidad Socio-Territorial y iii) Efectividad económica en la gestión.