La República Dominicana, aunque no lo parezca, da pasos de avances. Estos pasos ocurren de forma inadvertida, pero en su momento impactarán, no solo a los sectores implicados, sino a la geografía global del país. Durante muchos años nos hemos quejado de la poca o ninguna articulación entre los ministerios del país. Observamos cómo duplican esfuerzos, recursos, población de incidencia y formas de intervención. Por esto constatamos con frecuencia un interés especial en la exhibición de lo que cada dependencia del gobierno realiza. Se intensifica la acción individual y se obvia la construcción compartida, el trabajo cooperativo. Pero ha llegado el momento de iniciar un camino diferente; y esto compromete al Ministerio de Educación y al Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología. En las palabras introductorias del seminario Política de Formación Docente Integral, de Calidad y Equidad, ambos ministros testificaron este compromiso. Este seminario, celebrado los días 21 y 22 de septiembre del año en curso y organizado por los ministerios indicados, sirvió de escenario para el anuncio de su disposición a impulsar de forma conjunta esta política. La acción en esta dirección no solo es importante, es necesaria; puesto que la creación de una cultura de trabajo en equipo entre estos dos ministerios garantizará ahorro de recursos y mayor eficiencia. Cada paso de avance requiere consensos básicos vinculados a las intencionalidades, a metas específicas y al diseño de una estrategia integral de trabajo. De igual manera, demanda un seguimiento sistemático a la realidad de la formación docente en el contexto actual de la República Dominicana.
Esta modalidad de trabajo entre los dos ministerios favorece una relación interdependiente entre el ámbito preuniversitario y la educación superior. Los dos ámbitos no podrán continuar el impulso a procesos, programas y proyectos de forma unilateral en materia de política de formación docente. Por el contrario, tendrán que promover la articulación de fuerzas para la construcción de una visión y estrategia comunes. La prioridad será la instauración de una política de formación docente que responda a las necesidades de la sociedad, a los estándares propios de este siglo XXI y a las demandas de los docentes. Estos no pueden ser el objeto de la política de formación docente; tienen que ser sujetos de esta política. En este sentido, desde el inicio de la sinergia anunciada, los docentes tienen que ocupar un lugar preferencial. No es aceptable mantenerlos como campo de experimento y, al mismo tiempo, alejados de lo que se discute y se construye sobre ellos. La estrategia que se diseñe y se ejecute tiene que integrar, de forma activa, a los docentes, para que aporten al debate desde su formación y experiencia. Los docentes constituyen un universo amplio en el país. Para muchos sectores, los males de la educación dominicana tienen como causa determinante un factor, la formación deficitaria de los docentes. Lo primero que tiene que lograr el trabajo coordinado entre los dos ministerios es que la sociedad conozca y se comprometa con la superación de los múltiples factores que limitan la formación y un ejercicio docente eficiente y eficaz. En ese mismo tenor es importante que este análisis se inserte en un marco más global, para que la comprensión y la reorientación del problema tengan un alcance integral. Reiteramos que la deficiencia de la formación de los docentes es uno de los problemas que urge enfrentar. Pero no es el único problema. Hay que extirpar otros problemas que parecen intocables y por esto se silencian. Los ministros Educación y de Educación Superior, Ciencia y Tecnología tienen la oportunidad de hacer realidad la política de formación docente integral, de calidad y equidad. Se comprometen con una política que potencie los aprendizajes, el desarrollo humano y social, de estudiantes, docentes y de la sociedad en general. La sinergia que prometen sostener es necesaria. Ahora, del discurso a la práctica.