Dedicado a la Universidad Católica de Santo Domingo, UCSD. Por la celebración en esta semana del II Congreso sobre AGUA: Ecología y Conciencia Ciudadana. En un país donde a más de tres millones de dominicanos se le niega el derecho al agua limpia y a su abastecimiento, en el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, la Encíclica Papal “Laudatio Si” y la Constitución  Apostólica “Veritatis gaudium”, robustecida con la reciente declaración del Papa Francisco: “un aspecto urgente de la misión educativa es el desarrollo de una visión universal, ‘católica’ de la unidad de la familia humana y de un compromiso en la solidaridad activa necesaria para combatir las grandes desigualdades e injusticias que caracterizan al mundo de hoy”.

Dedicado a la Universidad Nacional “Pedro Henríquez Ureña”, UNPHU. Por su declaración pública (Diario Libre, 08.11.19, pag.8). Que a través de La Mesa Metropolitana y Urbanismo de esa Universidad llama a la ciudadanía a la preservación del espacio público y de la integridad del Parque Mirador del Sur en esta capital.

Dedicado a la Universidad Nacional Evangélica, UNEV.  Por fundamentar su vida universitaria  en la enseñanza, la investigación y el diálogo basado en la verdad (Juan 8:32) Y por sus investigaciones agrícolas y zootécnicas. Pero principalmente por promover la Ley589-16 sobre Soberanía, Seguridad Alimentaria y Nutricional en la República Dominicana, en el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, ODS.

¡El país esta necesita con urgencia una  verdadera revolución educativa!

No permitamos que otros  la diseñen y la hagan sin nuestro consentimiento. No permitamos que “esos” otros la piensen y la hagan por nosotros. Participemos activamente en ella. Es un derecho constitucional y universal: El derecho a una  Educación Democrática, Inclusiva y de Calidad. ¡Digamos cómo y cuándo la queremos! No la dejemos en las  manos, en el cerebro y en el corazón de otros. “Hay manos, corazones y cerebros sucios, despiadados, irresponsables y corruptos que pueden contaminar la revolución educativa del país.

Grito: ¡Debemos enseñar “revolución” en las universidades y en las escuelas!

Aprovechemos este grito inquietante, “agitador”, alertante y revolucionario  para “repensar” la educación dominicana (universitaria, preuniversitaria y técnico-profesional). Para “repensar”  la verdadera revolución educativa del país.  Para  comprometernos con una verdadera revolución educativa, diferente a la falsa revolución educativa del presidente Medina y de sus exministros. Que no sea ha realizado. ¡Que es una revolución pendiente!

¡PORQUE TODAVÍA NADIE HA HECHO LA VERDADERA REVOLUCIÓN EDUCATIVA QUE EL PAÍS NECESITA!

Porque ni el MINERD.  Ni el MESCYT. Ni el INFOTEP. Ni EDUCA.  Ni INICIA. Ni las iglesias. Ni el BID. Ni el PNUD  (pese a sus esfuerzos bien intencionados, respetables, loables y apreciables) no  puede ni “debe” hacer  solo la verdadera revolución educativa del país.

Porque quizá ellos “no han podido”,  no  “han sabido” o  “ha querido”  hacerla bien.

Porque ni el gobierno, ni las universidades, ni el  sector privado puede “ni debe” realizar solo la revolución educativa de todos los dominicanos.

Porque  debe evitarse que el gobierno o el sector privado sigan intentando secuestrar la revolución educativa. Porque  la verdadera revolución educativa del país debe ser inclusiva, participativa y “democrática”.

Porque el Modelo “4 Hélices” u Open revolution 2.1”  deberá necesariamente ser tomado en cuenta para realizar la verdadera revolución educativa que el país requiere de cara a los retos y desafíos locales, nacionales,  regionales y globales.

Por todo lo anterior.  Pongamos la mirada en todos los sectores públicos y privados y en los organismos internacionales, que por diversos motivos,  quieren meter sus manos   en revolución educativa en el país, sin asegurarnos de que tienen  la visión, el expertise y la competencia moral para  dirigirla. Para garantizar una revolución digna, democrática, inclusiva, seria y realista. Miremos, pensemos, preguntemos, desaprobemos. Digamos sí, digamos no. 

Miremos de cerca el Ministerio de Educación (MINERD),  el Ministerio de Educación de Educación Superior, Ciencia y Tecnología (MESCYT),  y el Instituto de Formación  Técnico-profesional, (INFOTEP). Estas tres instituciones son las responsables rectoras de las políticas  de todas modalidades de educación  de muestro país.  En ellas descansan los pilares del desarrollo nacional. Ellas tienen el “poder” y el encargo de diseñar, “empujar”  y promover alianzas nacionales e internacionales para la revolución educativa del país. Responsables, por tanto, del desarrollo económico, empresarial, social, político, cultural y ecológico del país. ¡Tenemos el deber y el derecho de apoyarlos, protegerlos y preservarlos! 

Los padres, los maestros, los estudiantes, los medios de comunicación, la sociedad civil, la opinión pública  y los ciudadanos en general  deben procurar vigilar la pertinencia y la calidad  académica, científica, social, ética y democrática de la educación dominicana y los niveles de cumplimiento de los tienen la   responsabilidad  “cuidarla”, actualizarla,   “renovarla” y revolucionarla. Es un derecho que nos otorga la Constitución y la Ley 200-04, de Libre Acceso a la Información Pública.

También los ciudadanos debemos “cambiar nuestra mirada poco crítica” e indiferente  hacia la educación y hacia los organismos rectores de la educación dominicana (preuniversitaria, universitaria y técnico-profesional).

 Miremos de cerca y críticamente al MINERD.  Sus revoluciones fracasadas e inconclusas por falta de ideas y de responsabilidad. No fue por falta de recursos. El dinero le sobra. El 4% del PIB da para el gasto educativo y para el “gasto político electoral”. Miremos la  incapacidad del MINERD para formar los maestros que demanda el país. Miremos su incapacidad para dotar al país de escuelas bien construidas y equipadas y con maestros bien pagados. Miremos a un obsoleto, asustado y cansado Consejo Nacional de Educación, que levanta la mano cuando ministro de turno truena los dedos. Lleguemos la misma mirada a los hijod del MINERD: El  INAFOCAM, el ISFODOSU y el IDEICE.

Miremos de cerca al MESCYT. Un vigoroso ministerio de becas para los allegados al partido de gobierno. Que cobra a las universidades “pobres y ricas”  impuestos al margen de la ley. Por encima de sus funciones y sin que considere parte de su presupuesto cobra “tasas y arbitrios”. Entre ellos, los 1oo mil por aprobar una carrera que debería aprobar gratuitamente. Un ministerio con una gobernanza formada por “bomberos  jubilados que no se  pisan la cola”.  Que diseña aprueba con técnicos con muchas ignorancias: Sobre los imperativos de la Cuarta Revolución Industrial y los “decretos de Davos”, sobre la Estrategia Nacional de Desarrollo, END,  y los Objetivos de Desarrollo Sostenible, ODS.  Un ministerio, con escasos “ways” para llegar a donde no sabe ni puede llegar; que ha sido  incapaz de desarrollar, a a pesar de con fondos suficientes,  un Programa Nacional de Formación de Profesores,  Clústeres de Innovación, Labotarios de IA, Un Centro de Estudios sobre la Universidad y otras “exquiteces” académicas y científicas  del siglo XXI. Que su fondo para investigaciones sólo financia (debería decir apadrina, impulsa, facilita) investigaciones a universidades y no a cualquier dominicano, intelectual o simples ciudadanos “no académicos” con la debidas competencias para hacer investigaciones.

A pesar del MESCYT. Las universidades dominicanas, motu proprio” enseñan,  aprenden, investigan, progresan y sobreviven. A pesar de ese  “elegante ciego, sordo y mudo” que  tiene un “performance esquizofrénico”. Es lo que no es. En ningún país de latinoamérica ni del mundo existe un ministerio como el MESCYT. Aquí, donde importamos plátano, yuca y café, sí. Se llama MESCYT. Sin embargo, ¿Cuántos doctores trabajan en el MESCYT? ¿Cuántos laboratorios científicos, incluyendo Living Lab, posee el MESCYT? ¿Cuántas licencias y patentes ha logrado este ministerio para el país o para las universidades?  ¿Dónde está el diseño de las Políticas Nacionales sobre Ciencia y Tecnología en el país? ¿Dónde están los clústeres de Innovacion promovidos por el elefante cansado. No hay quien responda. Y en justicia, hay que decir  que lo es y no es el MESCYT e no es culpa de la ministra actual ni de su equipo.

La “enfermedad” de este ministerio es congénita.  Nació confundido. Con una acta de nacimiento equivocada: La Ley 139-01 que creó el “Sistema Nacional” de Educación Superior, Ciencia y Tecnología y que establece la normativa para su funcionamiento, los mecanismos que aseguren la calidad y la pertinencia de los servicios que presten las instituciones que lo conforman y “sienta las bases  para el desarrollo científico y tecnológico nacional” (LOL). Hay que curar un MESCYT que no sabe que está enfermo. Hay que comenzar por revisar la ley 139-01 y llegar “sus pretensiones” a otros organismos con más recursos técnicos,  tecnológicos e  intelectuales y con la debida visión.    

Miremos de cerca a todas las universidades dominicanas, públicas y privadas, y al INFOTEP. Que no son de nadie y que son de todos. Mirémoslos con respeto, primero; todos se lo merecen.  Sometámoslos a la crítica profunda y rigurosa,  sin perder la esperanza en ellas. Y que ellos también se miren con los ojos bien abiertos y el corazón despierto para pagar sus “deudas pendientes”  con la revolución educativa y con las revoluciones pendientes de sus comunidades y del país. Y para rescatar su propia “honra” social o académica sí que alguna vez la han perdido.

Miremos especialmente a la UASD. Porque tiene méritos históricos, académicos, científicas sociales y sus propias “guerras santas”. Méritos demostrados, bien ganados y  más que suficientes, para ser declarada UNIVERSIDAD NACIONAL DE LA REPUBLICA DOMINICANA, con la categoría y peso científico y político similar al de la Universidad Nacional Autónoma de México, la Nacional de Venezuela, la Nacional de Colombia, la Universidad de Kassel (Universität Kassel, de Alemania y todas las universidades nacionales de Latinoamérica y del mundo.

Las “universidades nacionales” no mendigan recursos. Hay que protegerlas y hacerlas “madres” del desarrollo nacional.  Ellas deben ser parte del presupuesto nacional por su apoyo medible al desarrollo nacional. Pero ellas, por mandato legal,  también deben someterse a la  misma revisión, “veedurías” y nomas de transparencia pública que los organismos estatales o autónomos. La Universidad Autónoma de Santo Domingo, UASD, (donde estudió casi la mayoría de los rectores y profesores de las demás universidades), asi como y el INFOTEP, tienen el derecho y el deber de participar activamente en la revolución educativa y en todas las revoluciones pendientes del país. Y de asumir responsablemente su propia revolución educativa, incluyendo su gobernanza. Igual habrán de hacerlo  el UTECO y el ITLAS;  la primera, institución universitaria y el segundo, una IES, también públicos los dos, aunque indebidamente cobran matrículas excluyentes como si fuesen instituciones privadas.

Primera conclusión. Es necesario y urgente que las universidades, públicas y privadas y el INFOTEP, asuman su compromiso con la revolución educativa del país desde sus propias identidades políticas, religiosas y sus propios esquemas de gobernanza, velando porque el mimo sea democrático y transparente. Ninguno puede excluirse aunque quiera. No necesitan permisos especiales para sumarse. No pueden quedarse fuera de este proyecto revolucionario nacional.  Toda “revolución educativa” es un proyecto de nación.  Y no tienen opción para quedarse afuera. No sólo porque algunas reciben fondos públicos y donaciones privadas, sino porque ninguna institución  pública o privada puede darle la espalda al “Proyecto Nacional para una Educación Inclusiva y Democrática (que deberá concebirse, escribirse y diseñarse), así como deben sumarse obligatoriamente  a la  Estrategia Nacional de Desarrollo, (END) y a los Objetivos de Desarrollo Sostenible, (ODS) y reflejarlo en sus  currículos.  Los problemas, crisis y Quien no lo haga se convertirá en reo de una condena ética  por crimen de “lesa humanidad”.

Segunda conclusión. Las revoluciones pendientes de nuestro  país  interpelan, retan, ponen en entredicho seriamente la calidad de la formación y la  responsabilidad social de las universidades públicas y privadas, y del INFOTEP. En el caso del INFOTEP, los aportes de los trabajadores y empresas cotizantes  deben ser invertidos también, como responsabilidad social, y como prioridad nacional,  en la formación técnica de los Ni-Ni y los SIN-SIN. Aquellos miles de jóvenes dominicanos que “ni estudian ni trabajan” y viven una vida lleva de privaciones y de riesgos por ser población herida por la pobreza y la marginalidad, “sin competencias y sin oportunidades” para llevar una vida digna. Para ellos también hace falta una revolución educativa realista y humana.

Tercera conclusión. El INFOTEP tiene recursos y grandes oportunidades para contribuir la revolución educativa nacional. Si  quisiera sacar 100% en su Evaluación (98%) de la DIGEIG, deberá invertir ineludiblemente  en los “Ni ni y los Sin sin”.  Es una necesidad social que debe el INFOTEP debe atender. Y lo más esperanzador es que tiene los recursos. Sólo en el presupuesto del 2018 que fue de  $4,061,624,792.00 se ejecutó $ 3,789,395,483.41 y los aportes recibidos por las empresas para el año 2018 por concepto de la aplicación del artículo 24 de la Ley No. 116-80, fueron de RD$3,246,588,110.00, que representó un incremento u11.50 % en relación al año 2017, en el que se recaudaron RD$2,911,664,502.00. Para participar con impacto notorio en la revolución educativa nacional, El INFOTEP tendrá que atender su propia revolución. Regirse por una ley (Ley 116, del 16 de enero de 1980)   por el reglamento 1894, del 11 de agosto del  mismo año, no sólo cómodo para su gobierno y gerencia, sino puede salpicar de “obsolescencia” la revolución educativa, y no se trata de eso. El INFOTEP debe salir de su “zona de confort”. Puede hacer más y le sobran recursos.

Cuarta conclusión. La sociedad también interpela a otros organismos nacionales e internacionales iniciativas (educativas, sociales, políticas y económicas) públicas, privadas y autónomas. Y demandan  de ellos un liderazgo ético, académico, científico y social con poder y visión, recursos  y vocación para involucrarse en la revolución educativa y en todas las demás revoluciones sociales, económicas y políticas que el país tiene pendiente.

Quinta conclusión. Para llevar a cabo la revolución educativa que necesita el país, debemos enseñar revolución en las universidades y en las escuelas y en otros muchos escenarios. Toda revolución va ligada a una crisis. Las crisis son por definición  preámbulo de revoluciones. Las graves crisis económicas, sociales y políticas precedieron al estallido incluso de  las grandes revoluciones. Las crisis pendientes que tiene el país y entre la crisis de la educación, sumada a las crisis, ya son el preludio de un estallido que está a la vuelta de la esquina.

Sexta conclusión. Menos de 100 personas en el mundo acumulan la riqueza de 3.500 millones. La falta de acceso a servicios básicos agranda la brecha con sus consecuencias, retos y peligros. Este es un motivo más que suficiente para realizar todas las revoluciones pendientes a nivel global antes del estallido que reivindique todo los olvidos, humillaciones y violación de los derechos de que tienen pocas oportunidades para tener una educación digna, que pueda el respeto a los derechos del hombre y de la naturaleza. Que puedan  traer la paz o guerra.

Séptima conclusión.  Aquí en el país, las riquezas están en manos de un puñado de ricos y empresarios que trabajaron para hacer su fortuna. Y de otros más “dichosos” que ellos que se sacaron la “loto política”,  y con ese dinero ganado “honradamente” compraron la vaca del erario público; y finalmente por   otros descarados, que sin permiso tomaron el dinero del pueblo desde los puestos en los que fueron nombrados, no necesariamente para robar.

Crucifixión y muerte. Porque sin educación no hay revolución ni de democracia. Porque en el país estamos viviendo graves crisis, “políticas”, económicas y sociales,  causada a la “pobreza” y torpeza inducida perversamente en la educación dominicana”.  Todo  aquel que se considere demócrata o revolucionario, que ¡agite! la revolución educativa del país.  Y También todas las demás revoluciones pendientes.

Resurrección y gloria. Luchemos por y mediante la revolución educativa. Comencemos por enseñar ¡ya! revolución en las universidades y en las escuelas. Y en el hogar. Hagámoslo antes de que sea tarde,  y de que  se hunda esta isla situada en el mismo trayecto del sol. ¡Que Dios salve la Patria! Y  que nos dé las fuerzas para empezar “aquella revolución de muertos inmortales”, que nunca olvidaremos. “Porque nada permanece tanto como el llanto”.*  

 

* (Nombre del poema de Jacques Viau. Poeta haitiano muerto a los 24 años. Mi profesor de Francés. Muerto en la “Revolución  Abril” del 1965, luchando  por la libertad de esta patria con muchas revoluciones pendientes y que habremos de realizar para que no muera el futuro.