Eso de no estar en la juramentación tiene un solo nombre. No le busquemos otro. Este hecho no es desprecio al protocolo. No es desaire al sucesor. No es falta de respeto a la tradición institucional. No es irrespeto a un hecho trascendente. No es falta de respeto al sucesor. No es un desplante a los invitados de honor. No es inconsecuencia con la democracia. No es por miedo, ni por vergüenza, ni por soberbia. No es porque no quiera verle la cara a Pompeo. Nada de eso. No le busquemos dos patas al gato, que tiene cuatro. Eso solo tiene un nombre: Estupidez.