Desde Alaska hasta Tierra del Fuego; desde Shanghai hasta Londres; desde El Cairo hasta Ciudad del Cabo; de un confin a otro del planeta, millones de seres de una diáspora dominicana que, aunque sea de paso, ocupa espacio en todo el mundo, ven hacia acá, absurdo tras absurdo, drama tras drama, sangre tras sangre, y piensa lo que pensamos quienes vivimos aquí: “¡Este país se jodió!”. (Pero, eso sí, por suerte siempre seguido de otros pensamientos: “Nunca es más oscura la noche que cuando va a amanecer"…“En este país el día.mas claro llueve"…“No hay mal que dure cien años”. (Porque es que “La esperanza nunca muere").