Hace ya casi un año que empecé a escribir esta columna con un artículo al que titulé “Profesiones técnicas, la gran tarea pendiente”. Hablaba sobre la dignificación de las carreras técnicas y mencionaba los aspectos que, desde mi experiencia, son prioritarios para lograr que al motivar a alguien a transitar ese camino nos aseguremos de que se trate de una carrera que pueda proveerle no solo un empleo, sino una ruta de desarrollo para llegar tan lejos como esté dispuesto en su ejercicio profesional.
Mencioné seis temas en aquel artículo: 1) la cantidad de oferta de carreras técnicas disponible; 2) las estrategias pedagógicas en la que están entrenados los docentes para facilitar el proceso de enseñanza – aprendizaje de sus estudiantes; 3) la forma en que se enlazan los programas que ofrecen los politécnicos, el INFOTEP y las instituciones de estudios superiores; 4) los mecanismos disponibles para formalizar la relación entre empresas y centros de estudio; 5) los procedimientos o normativas para certificar o reconocer lo que una persona ha aprendido a través de la experiencia; y 6) los procesos a través de los cuales se gestiona el desarrollo del personal técnico en las empresas.
Un año es poco tiempo como para resolver todos estos problemas, pero se ha avanzado, y es bueno reconocerlo. Por eso, me gustaría comentarles brevemente el estatus en que cada uno de estos temas se encuentra hoy y hacia dónde siento que se están moviendo.
En lo que refiere a aumentar la cantidad de oferta disponible, me parece relevante mencionar que las instituciones de educación superior (IES) han sometido al MESCyT más de 80 planes de estudio como propuesta para el nivel técnico superior. Este hecho representa una esperanza para aumentar ese flaco 2.8% de cobertura de programas técnicos del nivel superior del total de matriculados de grado en nuestro país.
En cuanto a las estrategias pedagógicas, me parece que siguen siendo el eslabón olvidado del sistema educativo, sobre todo en la oferta técnica. En un año tan sui generis, tan necesitado de novedades en este terreno, me atrevo a afirmar que se ha avanzado poco en explorar como proveer a los docentes de mejores herramientas para formar a los estudiantes.
Como consecuencia de la pandemia, el mercado internacional hoy cuenta con una oferta bastante amplia de nuevos recursos virtuales y de simulación. Sin embargo, no han sido sistemáticamente incorporados en nuestros sistemas de educación y formación. Los fondos recién aprobados del BID para la educación y formación técnica contemplan que se aborde este componente, así que espero pronto poder escribir que hay novedades para que el MESCyT y el INFOTEP cuenten con un mayor dinamismo en el proceso de aprendizaje.
En relación con la articulación entre la oferta del MINERD, el MESCyT y el INFOTEP, seguimos en espera de que se introduzca y se apruebe en el Congreso la nueva propuesta de Marco Nacional de Cualificaciones. Según nos han informado recientemente, será presentada por el Ministerio de Presidencia a finales de noviembre. Estamos atentos.
En lo que se refiere a la certificación de habilidades y reconocimiento de las competencias adquiridas a través de la experiencia, el proyecto de Ley del Marco Nacional de Cualificaciones incidirá favorablemente en que podamos abarcar más niveles y carreras en este ejercicio, y aunque aún no podamos hablar de Ley como tal hasta que no lo sea, los trabajos ejecutados en el Ministerio de Presidencia en relación al Catálogo Nacional de Cualificaciones, van generando perfiles que harán la tarea posible.
Un ámbito en que hay buenas noticias es el de la vinculación entre empresas y centros de educación / formación. La iniciativa De Par En Par ha logrado atraer a más de 500 empresas al proceso de recibir estudiantes de politécnicos para realizar su práctica formativa. Muy pronto, en noviembre, De Par En Par inicia un proceso de expansión para abarcar al nivel técnico superior. Si logramos replicar el exitoso concepto habremos dado un paso enorme hacia la necesaria práctica profesionalizante que por la elevada inversión que requiere en las carreras técnicas se hace complejo hacerlo en su totalidad en el centro de estudios.
Por su parte, el INFOTEP ha iniciado un proyecto para robustecer los mecanismos con los que se vincula al mercado laboral, en especial con el interés de crecer la cobertura de sus programas duales.
También, es una buena novedad que el Ministerio de Trabajo haya sometido a consulta pública una resolución para regular las prácticas formativas y que la misma fuera acogida, revisada y retroalimentada por empleadores, trabajadores e instituciones educativas.
En el ámbito empresarial también hay buenas noticias en lo que se refiere al desarrollo de técnicos en las empresas. Este año hemos visto a varias empresas poner en marcha nuevos procesos de desarrollo de personas. Me gustaría destacar en este sentido a: CAEI, Rizek, Barrick, DPWorld y Alarma 24, lo que pone de manifiesto que estamos atacando los problemas de productividad y competitividad desde los procesos productivos y humanos que le sirven de base.
Después de un año de que mis asesores en comunicación pusieran a prueba mi compromiso invitándome a volverme articulista sobre estos temas, confieso que veo con optimismo el futuro de las carreras técnicas en la República Dominicana y que, aunque seguiré señalando las oportunidades y problemas del sistema, confío en que haremos el país más competitivo a base de personas mejor preparadas para el trabajo y para la vida.