Ser abuelo es ser padre a la tercera potencia. Ser abuelo es poder hacer pataletas sin que te regañen por eso. Ser abuelo es poseer licencia para dar consejos, aunque no te hagan caso. Ser abuelo es hacer chistes del pasado que nadie entienda. Ser abuelo es ocupar un permiso privilegiado para hacer el ridículo y que te lo celebren. Ser abuelo es estar autorizado a pronunciar permanentemente la arcaica frase “cuando yo tenía tu edad”. Ser abuelo es declarar el falso y engañoso orgullo de ser calvo o tener la cabeza llena de canas. Ser abuelo es, en fin, lo que soy (para Valentina y otros doce, por cierto).