Se ha ido perdiendo la certeza del derecho en esta era de la sociedad líquida, incertidumbre que no encuentra eco en puntos de referencia. Esa ausencia, generada por las crisis de las ideologías y con ella, la crisis de los partidos, ha traído consigo el individualismo exacerbado que galopa de manera desenfrenada. Encontrándose sin encontrar a quien acudir en la crisis de la comunidad, donde alguien interprete sus carencias, acude a esa orgía de las necesidades sin límites y sin normas.

Un político en el Congreso graficaba los asaltos a los camiones que llevaban las fundas y cajas “Sabemos que eso es la pobreza y la falta de empleo”. Si los asaltos son graves, las filas de miles de personas eran más dantescas que el infierno. Algo grotesco y degradante para todo aquel que tenga sensibilidad. Ese espectáculo desgarrador, desangrante, que visibiliza la pobreza, es el trueno de lo que se ha venido incubando a lo largo de los últimos 13 años: una crisis de la Seguridad Ciudadana y del aumento de la Tasa de Victimización en la sociedad dominicana.

La Oficina Nacional de Estadísticas acaba de publicar en el mes de agosto la Encuesta Nacional de Hogares de Propósitos Múltiples (ENHOGAR 2015), cuyo Fascículo I es acerca de la Seguridad Ciudadana en la República Dominicana. Una investigación con una muestra de 31,975 hogares. Es un trabajo extraordinario que nos señala de manera meridiana, objetiva y con verdadero basamento empírico, factual, todo lo que encierra la problemática de la Seguridad Ciudadana, la Tasa de Victimización y los principales problemas que la población encuestada, dicen que les dificulta la vida, su calidad de vida y cotidianidad.

De acuerdo con esa importante investigación, entre los hallazgos encontraron:

  • 72.2% de cada 100 personas han tenido presente el tema de la delincuencia en sus conversaciones, en las dos semanas anteriores a la encuesta.
  • Se auscultó el grado de miedo que sienten las personas por la delincuencia en el barrio o en su comunidad. Los datos arrojados dicen: 33.2% sienten mucho miedo. Algo de miedo: 17.7%. Esto es, 50.9% tienen mucho miedo y algo de miedo. En cambio, la composición de los que sienten poco miedo y ningún miedo alcanza un 48.8%.

Los datos que arroja esa encomiable indagación resaltan que un componente importante de los ciudadanos dejó de realizar “alguna actividad por miedo a la delincuencia”: 44.1%. Eso es tétrico desde la perspectiva económica de una sociedad y desde el punto de vista psicológico y emocional, lo cual genera frustración, angustia, ansiedad y stress. El ciudadano deja de confiar en todo el que se le acerque, la espontaneidad y el espíritu de alegría se pierden en la interrelación social. La actitud noble y abierta del dominicano frente a un extraño se contrae.

El espanto del aumento de la Tasa de Victimización, que es definida por ellos como “la manera en que un delito impacta a una persona o a un hogar”, pasó de un 21.5% en el 2005 a un 29.8% en el 2015, con una desviación negativa de 38.7% con respecto al contraste referencial.

Hay que subrayar que la Tasa de Victimización es un subproducto de la criminalidad y de la delincuencia como expresión o mecanismo de la violencia social, vinculada a la frecuencia de “hechos delictivos”. La Tasa de Victimización es la prevalencia de actos delictivos que se concretizan en: robo a la vivienda, actos delictivos contra la persona, atraco a la persona, agresiones y amenazas, engaños, fraudes, estafas, etc. etc.

La Victimización no es tasa de homicidios, empero, es muy fatídica para todo el tejido social ya que aborda en sí misma la génesis de “problema social y de salud pública”. Ello así, porque impacta en lo físico, mental, emocional, lo psicológico, pérdidas económicas y la disminución sustancial de los derechos fundamentales.

Las cifras ocultas o negras, oscuras; vale decir, las que no son registradas, son más altas que las registradas. Existen múltiples “razones” por las que las personas no denuncian los robos, atracos, asaltos, fraudes, agresiones y amenazas. Según el Estudio “Entre las personas víctimas de atracos, un 29.5% dijo que la policía no haría nada. 26.7% porque el problema no fue grave”.

Las víctimas de robos dijeron que no hicieron la denuncia (28.8%) porque el problema no fue grave; 22.9% la policía no hará nada y 18.5% la falta de prueba. Se registra en la investigación también el grado de satisfacción de los ciudadanos con respecto a la eficacia de la policía: En el 2005 fue de 39.2%, ahora en el 2015 fue de 34.1%. Es decir, que lejos de mejorar en el nivel de satisfacción, en el indicador del rol de esa importante institución, disminuyó en un 13.4%.

La política de seguridad ciudadana del Estado Dominicano ha sido un desastre. El Programa “Vivir Tranquilo” que Danilo Medina ofertó a la sociedad en el 2012 – 2016, justo es decir que no ha existido. Más allá de la conceptualización atrasada que se tiene abordando la seguridad ciudadana como mera seguridad pública, con la visión, la óptica de la represión de los aparatos coercitivos y no como una problemática multidimensional, donde existen causas, enfatizando en la prevención, no se tendrá éxito alguno.

El Estado tiene que asumir su responsabilidad y ver la Seguridad Ciudadana desde una perspectiva holística, integral, que comprende “la seguridad humana y el desarrollo humano”. Nuestro “puerto de montaña” nos dice la necesidad de desmadejar el poder blando que hoy caracteriza la sociedad dominicana. Un poder blando que se mueve en la mera pantomima de la virtualidad y de la visibilidad mediática, enarbolando el pigmeo triunfo de su crecimiento, sin más sonrisa con la realidad social.

¡Una sombra que se ahonda en el camino de la desesperación, pintarrajeado de hambre y de cripta, combinado con suma crueldad! La inseguridad y la tasa de victimización son perniciosas como un dardo, en el corazón de los vientos, que es el aire, el agua, el fuego y la tierra para el cuerpo social.