Nueva York.-Controlar la venta de armas puede reducir, no terminar las masacres escolares, porque vienen de la educación hogareña.
Mientras los varones blancos sean criados como dioses, con derecho a imponer sus voluntades por encima de todo, las masacres seguirán.
Si no consiguen las armas legalmente, las conseguirán ilegalmente.
Hasta ahora los varones blancos, son los únicos autores de las masacres escolares, probado está.
Las armas son simples accesorios, expandir o restringir su disponibilidad serían correctivos accesorios, no fundamentales, lo que debe cambiar es el alma de los varones blancos.
El problema no son las armas, son las almas.
Aumentar la cantidad de armas en manos de varones blancos solo multiplicará las masacres, no las impedirá.
El presidente Ronald Reagan estuvo rodeado de un hermético cordón de seguridad, cuando le dispararon en 1981. Nidal Hasan, un siquiatra militar, masacró 13 personas e hirió a mas de 30 rodeado de gente armada.
Fuera de la escuela secundaria de la última masacre en Parkland, Florida, habían varias unidades policiales, tampoco impidieron la masacre.
Armar a los maestros en las escuelas es una estupenda idea, el objetivo no es “proteger” a los estudiantes sino expandir el mercado de venta de armas.
En Nueva York hay unos 35,000 maestros, vender esa cantidad de pistolas solamente en ésta ciudad, sería un magnífico negocio.
Ganar dinero, mucho dinero es todo lo que importa. El capitalismo es como un híbrido de bacteria y virus que lo corroe todo a nombre e una ilusión llamada “ganancias”.
Las masacres son solo oportunidades de negocios, nada más.
Nos venden veneno en enlatados, hamburguesas, papitas fritas y gaseosas, los fabricantes de armas serían “discriminados”, restringiendo la libre distribución de sus productos.
La vida de los niños solo le importa a los niños y a sus padres, a nadie más.