La semana pasada se llevó a cabo la Feria del Reciclaje y yo hice referencia en mi publicación a este evento. Se pudiera pensar que hago promoción política de la actividad del gobierno. Nada más alejado de la realidad, puesto que hoy se diría entonces que hago promoción a la empresa privada, y no es así. Abordo este tema porque es una preocupación personal. No por el hecho de la promoción del reciclaje en sí mismo, sino porque forma parte de una visión más abarcadora, la visión holística del problema de la relación desequilibrada que mantienen las sociedades humanas con la naturaleza, lo que nos está llevando, poco a poco, a desastres que aún desconocemos, pero que no tardarán en llegar si no nos detenemos.

Por eso me gusta y admiro el accionar de Greta Thunberg, la adolescente sueca que ha creado un movimiento de huelga estudiantil en defensa de su futuro, debido a la falta de responsabilidad política y económica de quienes deben enfrentar el problema de las emisiones de gases de efecto invernadero y no lo hacen, como dice ella, para mantener su vida de lujos. Y esto sólo es enfocado al problema del cambio climático. Tenemos otros muchos problemas ambientales, que no queremos abordar, ya lo he dicho antes, porque lo que nos han metido en la cabeza en los últimos cuarenta años, es que debemos vivir para gozar, no importa a qué precio, no importa que nuestros hijos y nietos no tengan con qué ser felices, porque nosotros lo somos ahora. Ya lo había mencionado, que no nos encontramos en estado de emergencia ambiental, sino más bien en estado de emergencia moral.

De manera que así como existimos personas que nos preocupamos por el cambio climático, otras personas nos preocupamos por el consumismo desorbitado, que es una muy válida redundancia, y sus consecuencias, una de las cuales es la extrema contaminación por basura que nos arropa a diferentes niveles en todos los confines del planeta. Cada región o país lo viene enfrentando según su cultura, sus medios y habilidades. Nosotros a la nuestra, que puede incluir el no enfrentarlo, de igual manera. Porque los datos del país reflejan una producción de mil millones de envases plásticos anuales que van a parar a las cañadas, arroyos y ríos, de donde llegan al mar. Consideramos que es algo que no nos compete, pero muy pronto habrá en el mar más plástico que peces, según publicaciones especializadas en el tema. Y digo que no lo enfrentamos, puesto que de los mil millones de envases que producimos y tiramos, solo reciclamos el 5%, como nos dice el programa gubernamental Dominicana Limpia.

Así que luego del desastre del malecón inundado de plásticos por la lluvia del año pasado, diversos sectores se están viendo involucrados en propuestas de abordaje de esta problemática, de la falta de atención de la producción excesiva de basura no biodegradable y el daño estético y ambiental que ello provoca en nuestras ciudades. Hemos visto en la prensa las reseñas de las actividades de las organizaciones de la empresa privada, específicamente la Asociación de Industriales de República Dominicana (AIRD) quienes han realizado un viaje a México para conocer allí la experiencia de la empresa PetStar y promover en nuestro país su propuesta de economía circular para establecer el reciclaje de los envases de bebidas, entiéndase, agua, refrescos, jugos en botellas de plástico PET (tereftalato de polietileno) que serán procesadas, que es en lo que consiste el reciclaje, para reintroducirlas como envases al mercado nuevamente.

Según lo que leí sobre la empresa de Toluca, Estado de México, el proceso contempla la inclusión de una masa de población que no necesariamente son los pepenadores, llamados buzos en Dominicana, sino de todas las personas con disposición de trabajar en la recolección de la ingente cantidad de plásticos que se producen. Esto incluye el establecimiento de Puntos de Acopio, o Puntos Verdes, como les llaman aquí. Si en nuestro país sólo se recicla el 5% del plástico generado como basura, ¿estaríamos en la disposición, como sociedad, de aprovechar la oportunidad que la propuesta de AIRD nos plantea para que mientras consumimos desorbitadamente podamos aprovechar ese nicho económico y vender a buen precio nuestras botellas PET colectadas para el reciclaje?. Pienso que la inclusión social de la propuesta debe comenzar en este punto, para organizar a la población en torno a esta nueva actividad económica.

Ya ven que literalmente somos muy pocos los que tenemos en el país esta preocupación sobre el consumismo y la producción excesiva de basura. Y esos pocos que lo hacemos andamos cada uno por su lado, con sus iniciativas personales, quién sabe si usando la experiencia y el conocimiento con fines puramente pecuniarios. Y es que el problema es TAN INMENSO, que me parece que da para eso, y para mil cosas más. Pero no creemos. Y no queremos. No queremos hacer para mejorar nuestra sociedad, sin embargo decimos que los políticos esto o lo otro. Pues entonces tanto el gobierno, como las empresas harán lo propio, si usted no está interesado: recogerán sus botellas sucias del vertedero, será más fácil el proceso, pues no tendrán que estarle diciendo a la población, en el arduo proceso de la educación, que participe de la propuesta del reciclaje, separando y clasificando para vender sus residuos en esta nueva empresa.

En realidad me gustaría ser optimista, y lo seré. Seguiré promoviendo la sinergia y la colaboración para que más y más gente se una a la idea de que si ya nos han hecho el mal de acostumbrarnos a consumir de manera desorbitada e innecesaria y el mercado no quiere renunciar a ello, al menos que nos involucre en el mercadeo de la solución, parcial, del problema en que nos han involucrado a todos, el reciclaje de los materiales que no necesitamos, y el aprovechamiento de los que sí nos pueden ser útiles, como los orgánicos, que no debemos dejar de lado. Trabajemos por ello.