Toda riqueza es social. No existe nada más social que el trabajo, en tanto expresión de una dinámica que enmarca la forma de interactuación y la evolución de la vida económica. El salario, prolegómeno de unas determinadas relaciones de producción, nos dice el grado de desarrollo de una sociedad, sus alcances, la sensibilidad de los sectores empresariales y su grado de compromiso con la misma. 

El salario refleja en el epicentro de una sociedad el grado de evolución, la jerarquía de las necesidades y la marca de exclusión y/o inclusión de ella. Ello así, porque el salario es la manera de cómo los seres humanos logran satisfacer sus necesidades materiales. En las sociedades con mayor nivel de inclusión y bienestar, cuando se habla de Salario Mínimo, es aquel que aun en el menor umbral sirve para cubrir las dimensiones humanas existenciales; con el que una persona puede vivir dignamente, decentemente.

Un Salario Mínimo nos indica y relieva el grado de desarrollo de las fuerzas productivas, así como el peldaño de pobreza y desigualdad de una sociedad. El salario refleja las expectativas y resultados de las personas. Debería ser el eje de reciprocidad por la dedicación y esfuerzo de los empleados para con una organización determinada. Cuando buscamos el eslabón para comprender porqué en la sociedad dominicana hay tanta pobreza y desigualdad, una de las variables fundamentales es el Salario. El salario es el mecanismo más viable de la retribución de la riqueza. El elemento humano constituye la columna vertebral, la parte vital del conjunto de conversión que se verifica en toda organización.

En nuestra sociedad solo el 24% de los que trabajan en la economía formal reciben ingresos por encima de RD$20,000.00. Solo un 10% ganan más de RD$33,000.00; y, apenas un 1% gana por encima de RD$45,000.00. El 45.5% de los empleados que cotizan en la Seguridad Social tienen un ingreso menor de RD$10,000.00. En la Administración Pública el cuadro no es menos desgarrador. El 21.6% de los empleados gana entre RD$5,117.00 y RD$6,000.00 pesos. El 64.5% se encuentran en el rango entre RD$5,118.00 y RD$10,000.00. El promedio de empleados que ganan hasta RD$10,000.00, tanto en el sector privado como en la Administración Pública es de 55%. En tanto, otro 19% gana entre RD$10,000.00 y RD$15,000.00. Esto significa que un 74% de los empleados con empleo formal recibe RD$15,000.00 pesos.

Estamos en presencia de un verdadero drama social, lo cual explica no solo la pobreza y la asimetría social, sino el calado de la delincuencia en nuestra sociedad. Constituye el pírrico salario una medida, una variable de la delincuencia y del entramado de la pequeña corrupción. Si medimos el grado de desarrollo histórico social por el salario, no cabe la menor duda de que nos encontramos en una sociedad palmariamente premoderna. Abraham Maslow nos habló de la jerarquía de las necesidades. Cinco necesidades, donde la primera es la necesidad Fisiológica o Primaria. En esa escalera se encuentran el 80%, de los 10 millones de dominicanos.

El objetivo de toda organización es generar riquezas; empero, en el nuevo paradigma, se visualiza la forma en que esa riqueza se distribuye entre los que la generan. Esa distribución en la sociedad dominicana es muy asimétrica, en detrimento de los empleados y trabajadores. En los últimos 10 años el Salario Real ha disminuido un 27% según el estudio del FMI Empleo y Cohesión Social 2013. Sin embargo, la productividad del trabajador ha aumentado en un 1.27%. La masa salarial que en el año 2000 representaba un 47% de su aporte, hoy se encuentra en un 27%.

Los empleadores de nuestra formación social hablan del Pasivo Laboral, una categoría economicista meramente neoliberal. Lo correcto es hablar de Prestaciones Sociales, “que es el conjunto de obligaciones laborales que las empresas deben pagar”. Dicen Pasivo Laboral cual si fuera refiriéndose a un robot, una máquina y no a un complejo fenómeno social, como es el trabajo y la remuneración total. En una sociedad la remuneración total abarca: a) La remuneración básica (salarios); b) Incentivos salariales (bonos, participación en los resultados, premios, comisiones, etc.); c) Prestaciones (seguro de vida; seguro de salud; comida, transporte, club, cesantía, preaviso, funeraria, etc.).

Los dos últimos, son los costos en que incurren las empresas, las organizaciones como parte del balance social para con la sociedad, como sostén del sistema mismo en una sociedad de mercado donde el empresario es el protagonista principal en las relaciones de producción que la generan. En toda sociedad ese mal llamado Pasivo Laboral, que es parte de las prestaciones sociales, es el ente moderador y del equilibrio redituable para las elites de la misma. Más que costo, es el beneficio que alimenta y reproduce a una sociedad con ciertos niveles de estabilidad y de armonía, de cohesión social.

La cúspide social-empresarial no puede seguir viendo y creyendo que la posición competitiva de una organización solo se logra vía la reducción al máximo de los salarios. Tienen que ver con la innovación, con la revolución en la tecnología, con la revolución en los mercados en la búsqueda de nuevos nichos, nuevas exportaciones.

En Dominicana el salario representa la principal forma de recompensa y ya sabemos que el 80% se encuentran en las necesidades fisiológicas, lo cual indica como están afectados en la satisfacción las personas; lo que daña sensiblemente la autoestima, la calidad de vida, el orgullo y el status; define nivel de vida, poder y prestigio en el trabajo y en la sociedad; define su sentido de libertad. En nuestro país desde hace mucho tiempo no hay AUMENTO REAL DEL SALARIO, que significa un incremento del salario real. Lo que vemos cada dos años con los Salarios Mínimos es un intento de ajuste de los mismos, que no es más que la RECOMPOSICION DEL SALARIO REAL.

Una política salarial en el mundo de hoy para que sea eficaz para los distintos actores (empleadores, empleados y sociedad) debe ser: a) Aceptable para los empleados; b) Motivadora; c) Segura; d) Equilibrada; e) Equitativa; f) Adecuada; y, g) Tomando en cuenta los costos. ¡Tener esta mirada es evitar el populismo de la ignorancia y la decepción de la frustración que nos llevan inexorablemente hacia una sociedad terriblemente atomizada, encuadrada en cuatro esquinas herméticamente cerradas que invitan a las roturas sin entenderlo!